SAN SERGIO I
687-701 d.C.
Dos
candidatos se presentaron inmediatamente después de la muerte de
Conón: Pascual y Teodoro. Fue elegido Sergio, sirio de Sicilia,
que tuvo que pagar al exarca la suma prometida a éste por
Pascual. Éste no renunció a sus pretenciones y pudo ser
alejado de Roma, acusándosele de brujería.
Fue condenado y desterrado a un convento, donde murió cinco
años más tarde, sin haberse reconciliado con la Iglesia.
Mientras tanto, el emperador Justiniano II había sucedido a
Constancio IV. Logró vencer a los búlgaros y a los
árabes, pero una derrota ante estos últimos abrió
a los musulmanes las puertas de Asia Menor. Su actitud hacia Roma
continuó la de sus predecesores. Convocó un concilio en
Constantinopla (691-692) con el fin de instaurar la primacía de
la Iglesia bizantina.
El concilio decidió que la sede de Constantinopla
iba a tener privilegios iguales a la de Roma. Sergió se
negó a firmar, Justiniano envió al exarca de Ravena para
que se apoderase de la persona del Papa, pero el intento
fracasó, ya que los mismos soldados imperiales se opusieron al
rapto. Las dos iglesias se reconciliaron sólo en 711, cuando el
Papa aprobó aquellas partes de los cánones del concilio
que no eran contrarias a los antiguos derechos de Roma ni a las buenas
costumbres.
Sergio I introdujo el canto Agnus Dei en la liturgia de la
Misa. Habiendo sido descubierta una reliquia de la Verdadera Cruz en la
basílica de San Pedro, Sergió instituyó la fiesta
de la Exaltación de la Verdera Cruz, que se celebra desde
entonces el 14 de septiembre. Fue canonizado.
Página Principal
(Pbro. José Manuel Silva Moreno)