SAN RIGOBERTO DE REIMS
4 de enero
749 d.C.
Los
padres de san Rigoberto se llamaban Constantino y Francine. Desde muy
joven se dio a la disciplina y oración. Fue un gran amante de la
castidad, que alcanzó con trabajos, oraciones, y la asidua
meditación de la Palabra de Dios. Muy joven fue elegido abad del
monasterio benedictino de San Pedro de Orbais. Por su humildad,
sabiduría, justicia y prudencia fue elegido arzobispo de Reims
en el 698. En sus sermones hablaba insistentemente de la importancia de
la penitencia y las buenas obras. Escribió varias obras por las
que muchos se convirtieron y, alentados por sus ejemplos, se
congregaban junto a él para alcanzar la santidad, como un
maestro.
Durante su obispado,
san Rigoberto facilitó los materiales para que se pudiera
construir la catedral de Reims, una de las mejores de la época,
muchas de cuyas piedras provenían de la muralla de la antigua
ciudad. Asimismo restableció la religión canónica
entre sus sacerdotes, facilitándoles viandas y acomodamiento,
así como un fondo común para la diócesis.
San Rigoberto
vivió los tiempos difíciles del paso de la
dinastía merovingia a la carolingia, de Dagoberto II y
Childerico III a Carlos Martel, el padre de Pipino el Breve, tiempo en
el que san Rigoberto se ciñió estrictamente a su labor
espiritual, trabajando con su clero y su pueblo por la fidelidad al
Evangelio y al Papa de Roma, el griego san Zacarías y sus
predecesores. Bautizó al mayordomo de palacio del reino de
Austrasia Carlos Martel, pero hacia 717, parece ser que san Rigoberto
ofendió a Carlos Martel porque no se alió con él
contra Raganfredo, mayordomo de Neustria. Debido a ello, Carlos Martel
le desterró a Gascuña y entregó su
archidiócesis a su favorito, el sacerdote militar Milón
(o Milo) de Tréveris, que disfrutaba ya de las rentas de la sede
de Tréveris.
Carlos Martel le
rehabilitó más tarde, pero Rigoberto no quiso volver a su
puesto para evitar el escándalo entre los fieles, por lo que
Martel le regaló una residencia en Gernicourt (en la
diócesis de Soissons, en el departamento de Aisne), donde
Rigoberto se retiró y murió por causas naturales.
Su cuerpo se encuentra enterrado en la iglesia San Thierry (en Reims).
En 864, el arzobispo Hincmar de Reims trasladó sus restos a la
iglesia en donde actualmente se le venera. Su primera “vitae”
ensanzando sus virtudes fue escrita en el año 890 por un
canónigo de Reims.