SAN RENATO DE ANGERS
12 de noviembre
422 d.C.
Obispo
de Angers en el siglo V y ermitaño de Sorrento en el siglo IX,
que fueron fusionados en el siglo XIII por razones políticas,
por la casa de Anjou. En la diócesis de Sorrento se recordaba
entre sus pastores de los primeros siglos un obispo de nombre Renato.
Un día en el siglo IX, a este personaje se le apareció
san Antonio Abad y lo describió como un viejo venerable, con
barba y la cabeza calva.
En Francia, en Angers,
se contaba una leyenda en la que san Maurilio, obispo de la ciudad del
siglo V, le llamaron para bautizar a un niño, pero por una
función religiosa, se retrasó, y cuando llegó, el
niño había muerto. Tanto se arrepintió el obispo,
que decidió huir, y marchó a Inglaterra donde hizo de
jardinero, pero allí fue encontrado y le hicieron volver a su
diócesis, y en la tumba del niño sin bautizar,
lloró tanto su pecado que la tumba se abrió y
apareció un niño crecido que salió de la
sepultura. Este niño recibió el nombre de Renato,
"renacido", y fue el sucesor de Maurilio en la diócesis.
Cuando la casa de Anjou conquistó Sorrento, al conocer la
historia del santo local, ya sea por los habitantes italianos, como los
franceses, acordaron fusionar el mismo santo en un solo día, con
lo cual la leyenda se alargó diciendo que el obispo de Angers
apareció en Sorrento, en su vejez para vivir como
ermitaño.