SAN RAMÓN DE
BARBASTRO
21 de junio
1126 d.C.
Raimundo
Guillermo nació en Durban (Francia), otros autores le hacen
natural de Barbastro, Huesca. En su juventud ingresó como
canónigo regular agustino en el monasterio de San Antonino de
Frédoles. Su personalidad ganó fama y fue elegido prior
de la iglesia de San Saturnino de esta ciudad en 1101.
En el 1104, tras la renuncia de San Eboncio, fue elegido
obispo de Roda-Barbastro, ciudad recién conquistada a los moros.
Sus primeras iniciativas fue dignificar el culto divino y redimir la
ignorancia del pueblo después de tantos años bajo el
dominio musulmán. Para ello construyó pequeñas
iglesias que decoró con murales representando escenas
evangélicas para la contemplación y enseñanza de
los fieles y que muchas todavía subsisten. Luchó contra
la ambición del obispo de Huesca y el rey Alfonso que le
expulsaron de su sede durante tres años, ya que su
diócesis se había extendido mucho y era muy apetecible;
se negó a vencer a sus enemigos con las armas; se marchó
a su primitiva sede de Roda de Isábena. También el obispo
san Odón de Urgel le reclamó parte de los
territorios de su diócesis, y Raimundo apeló al papa que
le dio la razón, por más que sus contrincantes se negaran
a someterse. San Olegario, obispo de Barcelona, le ayudó a
alcanzar la paz que tanto deseaba.
Se
unió al rey aragonés Alfonso el Batallador en una
expedición contra los musulmanes almoravides que tenían
atenazados a los cristianos mozárabes por las tierras de Levante
y Andalucía. De regreso de aquella expedición
llegó agotado a Huesca donde murió. Está enterrado
en la catedral de Roda. El Papa Inocencio II confirmó su
culto en 1136. Patrón de la diócesis de
Barbastro-Monzón (Huesca).