SAN RAFAEL DE SAN
JOSÉ
KALINOWSKI
15 de noviembre
1907 d.C.
Nació en Vilna (Lituania), entonces Polonia. Se llamaba
José Kalinowski. Pertenecía a una familia noble que le
educó con esmero en la ciencia y en la fe. Cursó siete
años en un colegio para nobles, realizando también un
curso en la escuela de agronomía de Horki, donde se
enfrió su fervor religioso. Con esta buena preparación
abrazó la vida militar, entre los ingenieros de San Petersburgo
en el 1853. Subió todos los grados hasta llegar al Estado Mayor
como comandante. Llamó la atención por su honradez, por
su piedad y generosidad para con los pobres. Su oración era muy
profunda y a ella dedicaba varias horas al día.
Cayó enfermo y
pidió la excedencia de la carrera militar. En este tiempo se
acentuó su vida interior. Vinieron días difíciles
a su nación, ya que Rusia tenía ocupada Polonia.
Decidió tomar parte en la insurrección polaca de 1863,
contra el poder de los zares. Le nombraron lugarteniente del ministro
de la guerra en Lituania, y aceptó el cargo con la
condición de que nadie se le condenara a muerte. Pero cuando
ahorcaron a uno de los cabecillas de la revolución, Segismundo
Sierakowski, se puso de rodillas y tomó la resolución de
consagrarse al servicio de Dios, pero los rusos le apresaron y fue
condenado a trabajos forzados en Siberia, a las minas de sal de
Usole-Sibirskoje y allí estuvo durante diez años, y
después estuvo desterrado, durante cuatro año, en
Irkutsk, donde permaneció hasta 1872. Durante los años de
cautiverio era tal su caridad, oración y penitencia que sus
compañeros de prisión rezaban así: "Por las
oraciones de Kalinowski ¡líbranos, Señor!". Se
llevó un Nuevo Testamento, el Libro
de Job, de los Salmos
y la “Imitación de Cristo”. Durante su cautiverio
desarrolló un auténtico apostolado lleno de caridad
hacía todos. En 1872 se fue a Perm, en la Rusia oriental, donde
debía residir dos años como marcaba la ley. Fue liberado
con la condición de que no regresase a Lituania.
En 1874, pudo regresar a Varsovia, y se marchó a París y
fue nombrado preceptor del príncipe beato Augusto Czartoryski,
lo que le obligó a recorrer muchas naciones, y al que
cuidó con gran esmero, caridad paternal. En todas partes Augusto
llamó la atención por su piedad, y que luego
ingresaría en los salesianos y moriría con fama de
santidad.
En 1877 entró como carmelita descalzo en Graz (Austria) donde
cambió su nombre por el de Rafael de San José.
Emitió sus votos religiosos y fue enviado a Raab (hoy Györ,
Hungría) para cursar los estudios de Filosofía y
Teología. Luego fue enviado a Polonia, al único convento
de la Orden, donde en 1882 fue ordenado sacerdote. Fue prior del
convento de Cracovia. Trabajó para la extensión del
Carmelo en Polonia -tanto que se le considera su restaurador- y por la
unidad de las iglesias. Llegó a ser definidor de la provincia de
Galitzia y superior de los monasterios de Czerna y Wadowice.
Solía decir: "Nuestro principal quehacer en el Carmelo es
conversar con Dios en todas nuestras acciones". Escribió “María
siempre en todo”, y “Monasterios de Carmelitas Descalzas de
Polonia, Lituania
y Rusia”. Murió en Wadowice (Polonia) y su cuerpo fue
enterrado en el cementerio de Czerna, Cracovia.