SAN QUIRINO
30 de abril
117 d.C.
Tribuno
militar y carcelero, que fue a pedirle al papa san Alejandro I que le
curara su hija santa Balbina, éste así lo hizo; a
raíz de este milagro fueron bautizados todos los de su familia.
Esta historia se confunde con otra como la de la saga de santa Lucila.
Parece ser que la historia es que a Quirino le fue confiada la custodia
del prefecto de Roma, san Hermetes, que se había convertido al
cristianismo por el papa san Alejandro, e intentándolo convencer
de que dejase el cristianismo, Quirino fue el convertido, y el
emperador Adriano, lo condenó a muerte, murió decapitado
como su hija santa Balbina.
Algunos santorales conservan en la actualidad un Quirino
«el carcelero», el 30 de marzo y un Quirino «tribuno
de Neuss» el 30 de abril; pero se trata del mismo santo. La
relación con la ciudad alemana de Neuss proviene de una etapa
posterior a la vida del santo: en 1050 el papa León IX
regaló a su hermana Gepa, abadesa de Neuss, las reliquias del
santo, que fueron en el siglo XIII depositadas en la iglesia
románica de San Quirino, que aun existe, elevada al rango de
basílica menor en 2009, por el papa Benedicto XVI. El santo fue
especialmente invocado durante un asedio a la ciudad en 1471, y desde
Neuss el culto se difundió hacia Bélgica, Francia e
Italia.
Las «Actas» mencionadas dicen que Quirino era el tribuno
romano al que se le había confiado la custodia de Alejandro,
Evencio y Teódulo, futuros mártires, arrestados por orden
del emperador Trajano (99-117); pero al ver los milagros y prodigos
obrados por ellos se convirtió, y fue bautizado junto a su hija
Balbina, luego de lo cual fue coronado con el martirio, decapitado a
inicios del siglo II.