SAN PORCARIO Y
COMPAÑEROS
12 de agosto
732 d.C.
La famosa
abadía de Lérins fue fundada por san Honorato de Lerins
en el 410 en una isla de la costa de Provenza, que actualmente se llama
Isla de San Honorato, frente a Cannes. En el siglo VIII, en la
Provenza se desató un lucha entre musulmanes, de España o
del norte de África, llamados por el patricio Mauronto que se
había rebelado contra el mayordomo de Austrasia, Carlos Martel,
y habían invadido la Provenza. Carlos Martel pidió ayuda
a los lombardos que también saquearon la región.
La comunidad estaba formada por más de 500 monjes,
novicios, «alumnos» y familiares. Hacia el año 732,
el abad Porcario recibió aviso de un ángel de que la
abadía estaba amenazada por una invasión de
bárbaros infieles que vendrían del otro lado del mar. La
crónica medieval llama a los invasores «piratas
sarracenos», que se adueñarían de la abadía
y matarían a todos los monjes. Porcario embarcó
inmediatamente rumbo a Italia a todos los alumnos que se educaban en el
monasterio y a treinta y seis de los religiosos novicios y dieciseis
alumnos, además de las reliquias conservadas en el monasterio,
con el fin de que un día pudieran regresar y reconstruir la
abadía. Después, reunió al resto de la comunidad y
la exhortó a morir valientemente por la fe de Jesucristo.
Ante la noticia del abad Porcario, todos dijeron estar
dispuestos a morir, excepto dos jóvenes monjes de nombre san
Colombo y Eleuterio, que se escondieron en una gruta de la costa. Los
piratas desembarcaron, atacaron la abadía, y asesinaron a todos
los monjes, excepto a cuatro, a quienes se llevaron como esclavos.
Desde la caverna en la que se había escondido Colombo,
asistió aterrorizado a la masacre de sus hermanos, viendo como
sus almas subían al Cielo; preso de remordimientos y resistiendo
al intento de retenerlo de Eleuterio, se presentó a los
sarracenos que lo decapitaron enseguida, fue el último de los
mártires.
La narración prosigue que los cuatro jóvenes
monjes hechos prisioneros, consiguieron escaparse mientras estaban en
el puerto de Agav, huyendo a través de los bosques hasta el
pueblo de Ara Lucis (hoy Arluc), desde el que llegaron a Lerins,
encontrándose a Eleuterio, que aterrorizado no había
dejado su escondite.
Los cinco sepultaron en Lerins al abad y a cerca de 500
monjes ejecutados, después de terminar, se marcharon alcanzando
a los novicios que se encontraban en Italia, fueron a Roma para
contarle al Papa, la muerte de los monjes y la destrucción de la
abadía. Veinte años después, todo el grupo
regresó a Lerins, como había previsto el abad Porcario,
reconstruyeron la abadía.
El Martirologio Romano menciona a San Porcario y a sus
compañeros. La diócesis de Fréjus celebra su
fiesta. Desde el punto de vista histórico, el relato ofrece
muchas dificultades, ya que los mártires fueron víctimas
de la lucha política entre musulmanes y francos, más que
por motivos religiosos; pero en aquel periodo todos los hombres de
iglesia, que morían de muerte violenta, eran considerados
mártires.