SAN POMPILIO
MARÍA PIRROTTI
15 de julio
1766 d.C.
Nació en Montecalvo Irpino, Italia, en el seno de una familia de
la alta sociedad. En 1726, huyó de su casa y marchó al
noviciado de los escolapios en Nápoles. En 1728, hizo su
profesión religiosa y fue destinado a Chieti a estudiar
Filosofía y Retórica, pero su mala salud le
impidió realizar con normalidad sus estudios.
Fue destinado a Melfi,
Turi, Francavilla, Bríndisi como profesor. Su mala salud le hizo
sufrir mucho. Convivieron con él rarezas y excesos en el
apostolado con una profunda vida religiosa. Se hundió en las
depresiones que le duraron meses, y cada vez se levantó para
proseguir “la lucha por las almas” como él decía. Tuvo
experiencias místicas que acrisolaron su temperamento.
En 1739 llegó a
Ortona a Mare donde trabajó como profesor del seminario, y en
malas condiciones materiales y psíquicas obtuvo del Papa el
nombramiento de “predicador apostólico”. Comenzó
aconsejando la comunión diaria, entonces en desuso y sospechosa
de jansenismo. De ahí le vinieron las primeras dificultades en
su ministerio. Su forma de predicar, en el que tenían gran
presencias las penitencias físicas, así como el
apostolado entre las monjas le llovieron no pocas incomprensiones y
persecuciones.
En 1742 fue trasladado
a Lanciano, donde después de dos años le suspendieron la
facultad de predicar. El obispo de Lanciano lo acusó de graves
excesos y lo expulso de la diócesis en 1747, esto le
llevó a una depresión y ataques de nervios. Al llegar a
Nápoles se encontró suspendido de las facultades de
confesar y predicar. Sorprendentemente, en 1748 el padre general lo
llamó a Roma, como consultor-teólogo del cardenal de
York. Dos meses después regresó a Nápoles. En 1749
fue autorizado a predicar la Cuaresma en Atesa y en 1751 fue elegido
asistente provincial, pero renunció dos años más
tarde. Fue tanta su virtud que se le llamó el "Padre Santo".
Fundó la Archicofradía de la Caridad en la iglesia
escolapia de Nápoles. Pero sufrió la calumnia y tuvo que
salir expulsado de Nápoles. Fue destinado a Chieti, Ancona, Lugo
en la Romaña, donde siempre se le prohibió predicar y
confesar, incluso recibió proceso de la Inquisición, en
cambio el pueblo estuvo con él. Parece que tenía dones
taumatúrgicos. En todas las expulsiones le costó una
depresión. En 1763 viajó para predicar en Manfredonia,
siempre obediente, pero nuevas acusaciones y nuevas prohibiciones, y
nuevo proceso de la Inquisición. Ahora las convulsiones fueron
más graves que le impidieron comer, beber, pero caminaba, iba
solo al oratorio, escribió sus sentimientos y comulgaba. Su
unión con Dios alcanzó los más altos grados.
Años más tarde regresó en olor de multitudes a
Nápoles. Fue destinado a Campi di Lecce, donde será
rector y encontró la paz. Antes de morir dijo: “He hecho bien a
todos y no ha habido ni habrá persona alguna entre los nuestros
que pueda decir: yo he recibido esta descortesía de Pompilio
María”. Fue canonizado en 1934 por SS Pío XI.