SAN PELAYO DE CORDOBA
26 de junio
925 d.C.
Nació en la parroquia de San Juan de Alveos, Crecente
(Pontevedra). Sobrino del obispo de Tuy san Hermogio que le dio una
profunda educación cristiana. Su tío fue llevado
prisionero a Córdoba, junto con otros muchos, a raíz de
la batalla de Valdejunquera (920). Su padre, acompañado de su
hijo, partió para Córdoba para liberar a su hermano, pero
sin estar las circunstancias claras, Pelayo fue moneda de cambio y
permaneció como rehén a fin de facilitar la
liberación de su tío. Pelayo estuvo prisionero durante
tres años y pasaba los días y las noches entregado a la
oración y tratando de consolar a los que ya desesperaban de la
llegada del precio del rescate.
Además tuvo que combatir su pureza frente al mismo
Abderramán III, que le propuso: "Tendrás oro y plata,
pero tienes que hacerte musulmán como yo. Me han dicho que eres
cristiano". "Cristiano soy. Lo he sido y lo seré por la gracia
de Dios. Todas tus riquezas no valen nada. No pienses que por cosas tan
pasajeras voy a renegar de Cristo, que es mi Señor y tuyo aunque
no lo quieras", fue su respuesta, "Señor, libérame",
repetía su oración, mientras desgarraba el vestido
precioso con que lo habían presentado. Contrariado el califa
ordenó su muerte. Colocado en una máquina de guerra, fue
lanzado desde un patio del alcázar hasta el lado opuesto del
río. Como aún tenía señales de vida,
llegó un guardia y le segó la cabeza de un tajo.
Está enterrado en la iglesia de San Pelayo de Oviedo.
Patrón de Coimbra.