SAN PEDRO
URSEÓLO
10 de enero
987 d.C.
Miembro de una rica familia veneciana, era un buen soldado,
capitán de la armada y vencedor de piratas, probablemente
también activo conspirador en tiempos del dux Pedro IV Candiano
(quién morirá en una revuelta cuando intentaba
proclamarse rey). Pedro será nombrado nuevo dux de Venecia.
Durante unos años se le juzgó excelente gobernante que
puso en orden la ciudad y que restauró la basílica de San
Marcos después de un incendio y renovó los tratados con
Istria. Pero el principal servicio que rindió a su Estado fue el
arreglo con Gualdrada, la esposa de Pedro Candiano... Gracias a ello,
Gualdrada retiró todas sus acusaciones contra Venecia. Las
quejas de Gualdrada habían provocado una gran crisis, que
desapareció con el arreglo.
Sabemos que
tenía una esposa y un hijo, y que era hombre justo y piadoso,
con buena fama entre los venecianos, hasta que un día de
septiembre del 978, sin avisar a nadie, dejó su cargo, su
fortuna para hacerse religioso benedictino en el monasterio de
San Miguel de Cuxá en el Rosellón, donde estaba su amigo
Garino, abad del monasterio y san Romualdo, fundador de los
camaldulenses. Según parece, su esposa, con quien había
estado casado treinta y dos años, y su hijo, que un día
sería Dux de Venecia, vivieron largo tiempo sin saber de
él. Sin embargo, la resolución de Pedro no debió
ser tan inesperada como parece; hay razones para creer que él y
su esposa habían vivido como hermano y hermana, desde el
nacimiento de su único hijo, y hay quien sostiene que una carta
de Raterio a Pedro demuestra que éste pensaba ya en la vida
religiosa en el año 968.
Nuestro santo llevó en Cuxá una vida de intenso ascetismo
y abnegación. No le bastó una decisión tan
radical, y al cabo de unos años eligió una vida
aún más solitaria, será ermitaño cerca del
monasterio, hasta su muerte. Se dice que en su tumba se obraron
grandes milagros. Clemente XII confirmó su culto en 1731.