SAN PEDRO REGALADO
30 de marzo
1456 d.C.



   Nació en Valladolid, y se llamaba Pedro de Costanilla; "Regalado" es un mote de familia y así es como le conocían; su familia era descendientes de judíos. A los 13 año ingresó en el convento franciscano, pero la vida relajada que se vivía en aquella comunidad, le animaron a seguir la reforma de fray Pedro de Villacreces en su renovación de la observancia en el convento de Scala Coeli de La Aguilera en Burgos donde profesó y fue ordenado sacerdote. Fue guardián del convento del Abrojo, y su vida consistió en recorrer esta tierra de Castilla, de Burgos a Palencia, de Palencia a Valladolid, mendigando y predicando en las orillas del Duero y del Pisuerga. Vivió el espíritu ascético de esta comunidad de franciscanos reformados, que entre otras cosas se caracterizaron por su aborrecimiento a las letras y los letrados, a quienes consideraban responsables de los desvíos del espíritu de San Francisco de Asís.

   Su vida fue la misma sencillez, hablaba a las gentes de las paneras inagotables del cielo, sembrando milagros y consuelos, comiendo el pan duro que le daban, en las fuentes del camino, siempre afable y risueño, hasta cuando tenía que corregirles. Exhausto de fuerzas, agotado por las caminatas y los ayunos, se retiró al convento de La Aguilera donde también fue guardián. Y descansó plácidamente a causa de las penitencias que se impuso.

   Las multitudes acudían a visitar su sepulcro. Entre otros muchos se encuentran: Cisneros, Carlos V, Juan de Austria, Felipe II y los demás reyes de España. Cuando lo visitó Isabel la Católica, dijo a sus damas: "Pisad despacio, que debajo de estas losas descansan los huesos de un Santo". Su vida está plagada de leyendas milagrosas que no tienen ninguna verosimilitud histórica. Lo canonizó Benedicto XIV el 29 de junio de 1746. Patrón de Valladolid. 

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(Parroquia San Martín de Porres)