SAN PEDRO NGUYEN BA
TUAN
15 de julio
1838 d.C.
Nació en Ngaoc-Duong (Vietnam). El padre dominico Joaquín
Gatillepa lo convirtió al cristianismo. San Clemente Ignacio
Delgado, Vicario Apostólico del Tonkin Oriental, lo
ordenó sacerdote.
Ejerció su
ministerio durante 30 años en los diferentes destinos que se le
asignó, dejando siempre una estela de buen sacerdote, obediente
y espiritual. Su último destino fue en Lác-Món.
Estando aquí se enteró que el dominico san José
Fernández, estaba gravemente enfermo y fue a Ninh-Chuong para
atenderlo. Pero viendo que la situación de aquel lugar se
ponía peligrosa para todos ordenó la evacuación de
los cristiano, atravesando el río hasta que llegaron al poblado
de Qui-Lau, ya en el Vicariato Occidental, donde los misioneros
franceses los acogieron fraternalmente. Se escondieron en casa de un
pagano que cedió a la tentación de delatarlos por
afán de recompensa.
Fue capturado en 1838 y llevado a Nam-Dinh, donde se le intimó a
que renegase del cristianismo. El juez le mandó pisar la cruz si
quería salvar la vida, a lo que respondió: “Ciertamente
soy viejo y débil, pero la fuerza de Dios me ayudará a
sufrir los tormentos y la misma muerte. Yo no piso la santa cruz.
Sólo deseo que llegue el momento de ofrecer la cabeza y derramar
mi sangre por el señor del cielo, cuya religión es la
única y verdadera”. Al negarse fue condenado a muerte. Mientras
se esperaba el cumplimiento de la sentencia, fue torturado
salvajemente, flagelado, cargado con la canga, sin tener en cuenta su
ancianidad. No pudiendo resistir tantos tormentos, murió en la
cárcel exhausto y fue enterrado en su pueblo natal. Fue
canonizado el 19 de junio de 1988 por el Papa Juan Pablo II.