SAN PEDRO DE SAN
JOSÉ BETHENCOURT
25 de abril
1667 d.C.
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Pedro
González García nació en Vilaflor de Chasna en
Tenerife, en el seno de una familia humilde. Durante su juventud
trabajó como pastor, y en una gruta situada en las
cercanías de La Laguna, se refugiaba para hacer oración y
hacer penitencias de ayuno y disciplinas corporales. En 1649
marchó a La Habana, donde trabajó como tejedor.
Más tarde marchó a Honduras, pero cayó enfermo y
desembarco en Guatemala. Llegó a Antigua, capital colonial de
Guatemala en 1651. Cuando llegó dijo: “Aquí quiero vivir
y morir”. Se estableció en una habitación al lado de la
iglesia del Calvario, donde ejerció de sacristán.
Anhelaba el sacerdocio, y estudió con los jesuitas,
pero su memoria era escasa y nunca pudo superar los exámenes
necesarios, por este motivo, su confesor le aconsejó que se
hiciera Terciario franciscano. Se dedicó al servicio de
inválidos y enfermos. No le fue fácil renunciar al
sacerdocio, hasta tuvo una depresión. Salió de ella y
dijo: “Sin ser sacerdote, que sería harta dignidad para mi,
puedo dedicarme a los pobres, consolar y asistir a estos desdichados
negros y ganaré para Dios muchas almas. Lo esencial es hacer el
bien”. Se hizo Terciario franciscano.
En 1651, enfermó gravemente, y así se puso
en contacto con los más pobres; comenzó a lavar las
heridas de los heridos mayas y de los esclavos más pobres;
pidió personalmente limosna para ellos. No hubo nadie que
sufriera enfermedad, pobreza, apuros económicos o estuviera en
la cárcel que Pedro no asistiera. La pobreza, la humildad y la
penitencia constituyeron sus virtudes predilectas. En 1659 con sus
propias manos construyó un hospital donde atendió a los
enfermos más miserables hasta agotar sus energías; fue el
primer hospital para convalecientes del mundo y se llamó La casa
de Nuestra Señora de Belén y junto a él
abrió un oratorio, que sería la semilla de su futura
fundación. Promovió el rosario de la aurora.
También abrió una escuela para niños.
Con un grupo de terciarios franciscanos, comenzaron a
vivir en comunidad en el hospital dedicados a los enfermos y a la
enseñanza. Así fundó Hermanos Betlehemitas en sus
dos ramas masculina y femenina. Al Hermano Pedro con justicia ha sido
declarado “benefactor de América Central”. Murió a los 48
años en Guatemala con fama de santidad. Fue canonizado por
san Juan Pablo II el 30 de julio de 2002. Apóstol de
Guatemala.