SAN PEDRO CANISIO
(Doctor de la Iglesia)
21 de diciembre
1597 d.C.
Nació en Nimega (Holanda) y se llamaba Peter Kanijs (otros
autores dicen que el apellido era De Hondt (el Perro) y que lo
latinizó en “Canisius”; su padre era el burgomaestre de Nimega.
Cumpliendo los deseos de su familia estudió en Colonia en 1536
(donde obtuvo el título de doctor en letras) y, Derecho
canónico en Lovaina en 1539. Se hizo abogado y en la universidad
de Colonia oyó a un joven sacerdote jesuita muy culto, llamado
beato Pedro Fabro, que le dijo: "Si logras conocer a Cristo, todo
andará bien, aun cuando en lo demás seas ignorante". Con
19 años hizo voto de virginidad perpetua: "Lo hice libre y
alegremente; y jamás me he arrepentido de ello". Sus
biógrafos dicen que en su juventud era: irritable, pendenciero,
quisquilloso, vanidoso, engreído y bastante terco... Por otra
parte tenía inclinaciones naturales hacia la bondad, el
perdón y una acendrada piedad.
Era ya doctor en
Filosofía, cuando ingresó en la Compañía de
Jesús. Se doctoró en Teología en Colonia y se
dedicó a la publicación de obras patrísticas (dos
volúmenes sobre Cirilo de Alejandría y León
Magno), y representó los intereses de su ciudad en la dieta de
Worms, en 1545, ante el emperador Carlos V. En 1546, fue ordenado
sacerdote en 1546, siendo invitado a participar como teólogo del
cardenal de Augsburgo, en el concilio de Trento. Participó en
las sesiones del concilio que se celebraron en Bolonia.
Enseñó retórica en Messina (Sicilia) y en 1549,
hizo solemne profesión religiosa en Roma como el octavo jesuita
de la Compañía.
Vuelto a Alemania, en los tres decenios siguientes, se convirtió
en el principal fautor del movimiento católico de
renovación en el clima del cisma protestante. Fue nombrado
rector de la universidad de Ingolstad (1550) y luego pasó a
Viena (1552), ya que la situación en Austria era peor que en
Baviera. Después de una breve estancia en Roma (1552), donde
emprendió la edición de “San Cipriano” (luego interrumpida),
volvió a Alemania como provincial de la Compañía
(1556). Su jurisdicción comprendía, además de
Alemania, también Austria y Bohemia; fundó colegios en
Ingolstad, Praga, Innsbruck, Tréveris, Maguncia, Dillingen,
Spira y Würzburg. Estos colegios fueron uno de los factores
más importantes de la reforma católica. Pío IV, en
recompensa por su celo de predicador antiprotestante, le dirigió
un “Breve” en 1561; fue encargado por
el prepósito general de la Orden (san Francisco de Borja), por
deseo de san Pío V, de confutar la compilación
apologética protestante de las “Centurias de Madeburgo”.
Fue consejero de los príncipes católicos, como el
emperador Fernando I, y trató de arreglar los contrastes entre
éste y el papado, que habían conducido en 1562, a la
crisis del concilio: el emperador, que quería que el concilio
votase medidas incompatibles con los derechos de la Santa Sede,
necesitada de una reforma, cedió ante el cardenal legado Morone.
Nombrado visitador de la Alta y Baja Alemania (1565-1566), logró
impedir una nueva guerra religiosa, después de que la dieta
imperial de Augsburgo (1555) asumiera posiciones filoprotestante. Si
bien se opuso a la reforma protestante de forma categórica,
predicó la misericordia y la salvación del hombre.
Desde
1569, se dedicó, después de haber sido exonerado el cargo
de provincial, a la acción en defensa de la fe católica
en Europa central, y compuso su “Catecismo”, que en menos de
diez años alcanzó 55 ediciones, condensando la “Summa
doctrinae christianae” (1555)
en catecismos. Con otras muchas publicaciones, como la respuesta a los
centuriadores protestantes, Canisio quiso difundir la genuina fe
católica. De sus libros destacamos “De María Virgine
incomparabili”, en el que defiende la virginidad de María.
Acompañó al cardenal Morone en la dieta de Ratisbona
(1576); luego fue designado para fundar el colegio de San Miguel en
Friburgo (Suiza), donde permaneció desde 1581, hasta el fin de
su vida. Se le llamó "el martillo de los herejes".
Enfermó de hidropesia, y sus últimos diez años fue
un martirio de soledad, ayudado por la oración. Murió
plácidamente mientras recitaba la invocación "Ut nobis
indulgeas". Ha sido considerado el segundo apóstol de
Alemania después de san Bonifacio. San Pedro Canisio fue
canonizado y declarado doctor de la Iglesia en 1925 por SS Pío
XI.