SAN PEDRO I DE LA CAVA
4 de marzo
1123 d.C.
Nació
en Salerno. Era sobrino de san Alferio, fundador del monasterio de
Cava. Ingresó en la vida religiosa a muy temprana edad, bajo la
dirección de san León I de Cava, el segundo abad. Pronto
se distinguió por su piedad, sus abstinencias y su amor a la
soledad.
Hacia el 1062,
fue enviado a Cluny. Los monjes de Cluny intentaron enviarle a la
escuela, pero el abad san Hugo de Cluny les dijo que, a pesar de su
poca edad, Pedro era ya maduro en las cosas de Dios. Pronto se
confirmó esa opinión, pues, Pedro no desentonaba en aquel
convento de santos monjes, en el que permaneció seis
años, al cabo de los cuales fue llamado a Italia.
San Hugo le
permitió partir, gracias a la intercesión del
archidiácono de Roma, Hildebrando, que más tarde
sería el papa san Gregorio VII. San Pedro fue el primer obispo
de Policastro (1079), pero, como no se sintiese llamado por Dios al
vértigo de obligaciones mundanas que le imponía su cargo,
obtuvo licencia de renunciar a él y retirarse a Cava, donde san
León le nombró abad-coadjutor y, un año
después, le sucedió en el gobierno de la abadía.
Fue demasiado severo y, a causa de las protestas de su comunidad, se
retiró a otra casa. Después de un tiempo fue llamado de
nuevo a La Cava y, bajo su dirección más paternal, la
abadía prosperó muchísimo. Se dice que
concedió el hábito a más de 3.000 monjes. San
Pedro murió a edad muy avanzada. Cuando murió, La Cava
era el centro de 29 abadías, 90 prioratos y más de 340
celdas. Su culto fue confirmado por León XIII el 21 de
diciembre de 1893.