SAN PAULINO DE NOLA
22 de junio
431 d.C.
Se llamaba
Poncio Meropio Anicio Paulino. Pertenecía a una altísima
familia de magistrados romanos y nació en Burdígala (hoy
Burdeos). Discípulo del poeta Ausonio, llegó a ser
sucesivamente prefecto, senador y cónsul en Roma y gobernador de
Campania (381). Aquí tuvo sus primeros contactos con Nola y con
el culto de san Félix. Ante el ejemplo del mártir san
Félix de Nola "sentí que mi alma se volvía hacia
la fe y una luz nueva abría mi corazón al amor de
Cristo". Vuelto a las Galias, tras la caída del Imperio con la
victoria de los godos en Adrianápolis (378), trató con santos
Martín de Tours y Victricio de Rouen, Amando y Delfín,
obispo de Burdeos y, en Milán, con san Ambrosio y san
Agustín, pero fue san Amando quién consiguió su
conversión.
Tras el bautismo de Paulino (389) en Burdeos por el obispo
san Delfín, y en un año de grandes revoluciones, en el
390, se marchó a España donde se casó con la
hispánica santa Tarasia, con la que compartió sus ideales
religiosos de una vida evangélica sin compromisos, precisamente
en una Iglesia que corría el riesgo de pactar con el mundo en
aquel régimen de cristiandad constantiniana. Vivieron los dos
esposos en España entre Zaragoza y Barcelona "Por la fe
dejé el mundo, mi patria, mi casa y me establecí en una
tierra lejana". Allí fueron instruidos por san Delfín.
Vendió su patrimonio y se lo entregó a los pobres y,
entre el estupor y la disuasión de muchos amigos, entró,
junto a su esposa, en la vida monástica, tras la muerte
prematura de su único hijo, Celso, y el fin violento de su
hermano (por el cual se le llegó a investigar). Por
presión del pueblo de Barcelona (394) fue ordenado sacerdote,
con la condición de no estar entre el clero de aquella ciudad,
sino en el de Milán, donde estaba su admirado san Ambrosio.
Más tarde rechazó entrar en el clero de
Milán, como le rogaba san Ambrosio. Habiéndose retirado a
Cimitile (alrededores de Nola), cerca del santuario de San
Félix, fundó una pequeña comunidad de ascetas
mixta ("Fraternitas monacha") junto con su mujer, compañera
ahora de su vida celibial, manteniendo un hospicio para enfermos y
peregrinos. En el año 409, Paulino fue elegido para suceder al
obispo de Nola en un momento difícil, cuando los visigodos de
Alarico saquearon Roma (410) y se acercaban amenazadores a Nola; pero
siguió llevando la misma vida penitencial, de
preocupación por los demás, de estudio y de escritor.
Luchó contra el pelagianismo aunque fue acusado de ser
simpatizante de Pelagio, al que conoció en su juventud. Se le
atribuye la invención de las campanas. Fue el obispo más
influyente de Italia en aquella época.
San Gregorio Magno en sus "Diálogos" (I, 3)
nos cuenta que Paulino fue a sustituir al hijo de una pobre viuda,
prisionero de los vándalos en África, y que éstos
lo reenviaron a Nola con todos sus fieles liberados y con una flota
llena de víveres. Ciertamente se trata de su sucesor (Paulino
III), porque la incursión de los vándalos fue en el 507.
Paulino murió en Nola a los 76 años, después de 22
de episcopado, diez meses después de san Agustín, a
quién había escrito algunas cartas para consultarle sobre
problemas pastorales. Patrón de Burdeos y de Nola.