SAN PASCUAL
BAILÓN
17 de mayo
1592 d.C.
Nació en Torrehermosa (Zaragoza), en el seno de una familia
campesina. Su padre se llamaba Martín Bailón. En el
cuidado de los rebaños de su pueblo y de Alconchel pasó
su juventud aprovechando los muchos ratos de silencio solitario para
entregarse a la oración y a la lectura continúa de los
buenos libros, después de haber aprendido a leer por su cuenta.
Un día dejó su tierra y se dirigió al reino de
Valencia, mendigando pan y durmiendo al raso. Llegó a Monforte
del Cid, donde había un convento franciscano alcantarino
dedicado a Nuestra Señora de Loreto. Llegó, pero no se
atrevió a entrar. Cuatro años estuvo de espera, haciendo
su oficio de pastor de ovejas por los términos de Almansa
(Albacete), Elche y Monforte del Cid (Alicante).
Por fin, con 24 años, en 1564, llamó a las
puertas del convento donde le abrió san Andrés
Hibernón, con el que vivió en otras casas, y se hizo
hermano cooperador franciscano lego en Monforte, donde fue portero,
cocinero, hortelano y limosnero; profesó en 1565; pero era tan
humilde que no quiso ordenarse sacerdote y tan obediente que se lo
disputaban los conventos; así pasó por las casas de
Valencia, Almansa, Villena, Elche, Jumilla, Játiva y Villarreal
de los Infantes. Otros autores dicen que ingresó en el convento
franciscano de Albatera (Alicante) donde fue pastor de ovejas. Fue
nombrado temporalmente superior en Almansa y Jumilla y una vez maestro
de novicios en Almansa. En 1589 fue destinado a Villarreal, donde se
convirtió en el gran apóstol y bienhechor de la villa,
hasta su muerte. Vivió la pobreza con radicalidad, y se
entregó por entero en ayudar a los necesitados. Tuvo dones
taumatúrgicos de curación y en la predicación. Se
dice que era de natural colérico, pero vivió la
mansedumbre total. Sirvió a todos con alegría.
Se santificó como contemplativo de la
Eucaristía, pasando horas enteras del día ante el
Santísimo Sacramento y frecuentemente la mayor parte de la
noche. Su amor y su conocimiento de la Eucaristía admiró
a todos. El guardián provincial le envió a París
para que entregase unos despachos al guardián general. Para ello
tuvo que cruzar toda Francia, vestido de franciscano, en la
época de las guerras de religión, durante el viaje
soportó burlas y atropellos e incluso llegaron a encerrarle en
una pocilga. De este viaje Pascual conservó durante toda su vida
las cicatrices de los golpes recibidos. Se dice que durante un viaje se
encontró en tierras de hugonote y uno de ellos sospechó
que Pascual era papista. -¿Donde está Dios?, le
preguntó -En el cielo, contestó Pascual sencillamente.
Luego lloró, porque si hubiera añadido: "y en el
Santísimo Sacramento", hubiera sido mártir, que era su
ardiente deseo.
A veces después de ordenar la cocina, una vez
concluido el trabajo, se ponía en oración y de pronto se
levantaba como movido por un resorte invisible, balbuceaba loco de
alegría, se agitaba y bailaba ante una imagen de la Virgen (por
eso muchos erróneamente creen que Bailón es apodo y no
apellido). Escribió versos y reflexiones sobre la Trinidad, la
encarnación, la vida de Cristo, la Eucaristía, la
Iglesia, María... Murió en Villarreal de los Infantes
(Castellón) durante la celebración de la
Eucaristía. Patrón de los Congresos Eucarísticos,
la Confraternidad del Santísimo Sacramento y de la
Adoración Nocturna. Fue canonizado por el Papa Alejandro
VIII el 16 de octubre de 1690. Desde 1969 su culto se ha limitado a los
calendarios locales.