Fue el XIº
obispo de Vienne, en Francia, luego de san Simplicio. Uno de los hechos
importantes de su episcopado fue el hallazgo de algunas reliquias de
san Mauricio en el Ródano, adonde habían sido arrojados
muchos cuerpos de los mártires de la legión tebana. El
obispo, que había recibido aviso del cielo de estas reliquias,
las depositó en la iglesia de los Santos Macabeos, que
pasó a llamarse de San Mauricio, y desde entonces la
diócesis tiene a San Mauricio como patrono.
Aunque no se han
conservado escritos del obispo, en los martirologios antiguos es
unánime la apreciación de su alto grado de santidad,
parejo con su erudición. Sus reliquias se conservan en la
iglesia de Saint-Pierre de Vienne.