SAN PAMMAQUIO
410 d.C.
30 de agosto



   Era miembro del senado, inmensamente rico, con grandes propiedades al norte de África, primo de santa Marcela de Roma, y condiscípulo de san Jerónimo. Las relaciones entre los dos se enfriaron, cuando el círculo de damas que oían a san Jerónimo, comenzaron a vivir una vida más rigurosa, a Pammaquio aquello le parecía exagerado, y cuando aquellas damas le siguen en su destierro, pensó que todo aquello es una locura.

   Se casó con la hija de santa Paula de Roma, Paulina; y cuando unos años después murió de sobreparto, en el 395, el viudo recibió dos cartas de pésame de san Paulino de Nola y de Jerónimo que le dijo: "me entero de que has edificado en el puerto romano un albergue para forasteros ....pero por el paterno amor que te amo... no se trata de ofrecer a Cristo tu dinero, sino a ti mismo. Fácilmente se desecha lo que sólo se nos pega por fuera, pero la guerra intestina es más peligrosa, si ofrecemos a Cristo nuestros bienes con nuestra alma, los recibe de buena gana, pero si damos lo de fuera a Dios y lo de dentro al Diablo, el reparto no es justo... ora leas, ora escribas, ora estés despierto, ora duermas, que resuene siempre en tus oídos la trompeta del amor"; luego añadirá: "Mirad a Pammaquio, este santo, y al sacerdote Paulino -el de Nola-, de la fe ardiente: no se han contentado de dar a Dios su dinero, sino que se han donado a sí mismos".

   San Paulino de Nola le escribió al respecto: «Vuestra esposa es ahora vuestro abogado ante Jesucristo y vuestra garantía de salvación. Ella os obtendrá tantas bendiciones del cielo cuantos tesoros le habéis ofrecido vos en la tierra, ya que no os contentáis con llorarla inútilmente, sino que la hacéis participar de vuestros actos de caridad. Con vuestras virtudes honráis a vuestra esposa y, cuando dais de comer a los pobres, le dais de comer a ella...». 

   Se hizo monje y edificó en Ostia un albergue, este albergue era un hospital que había construido, junto con santa Fabiola, imitando uno que había hecho san Paulino. Se encargaban con frecuencia de atender personalmente a sus huéspedes. Al consagrarse al socorro de los necesitados, san Pammaquio no hacía más que seguir las huellas de su esposa. San Jerónimo decía que los ciegos, los baldados y los indigentes eran los herederos de la mujer de san Pammaquio. Aunque éste no iba en busca de los miserables, ellos acudían espontáneamente, sabiendo que no les cerraría las puertas.

   Fue un experto en cuestiones doctrinales, y tuvo muchos contactos con el Papa que buscaba sus consejos. San Pammaquio sufrió mucho por la acritud de la controversia que san Jerónimo sostuvo con Rufino. Además de aconsejar a san Jerónimo que tradujese el "De principiis" de Orígenes, le ayudó mucho en sus escritos controversísticos, aunque no consiguió moderar la violencia de lenguaje de la mayoría de ellos. El santo escribió también a las personas que vivían en sus posesiones de Numidia, exhortándolas a renunciar al cisma donatista y a volver al seno de la Iglesia. San Agustín de Hipona le dio por ello las gracias en una carta, el año 401.

   Pudo ser obispo, si hubiera ambicionado este honor. Jerónimo le escribió de nuevo: "Siento decir que te has conquistado las simpatías de la ciudad; siento decir que el Pontífice y el pueblo están de acuerdo en quererte. Pero lo importante no es ser obispo, sino merecer serlo". Pammaquio tenía una iglesia en su casa de la colina Coeli, llamada «titulus Pammachii», en el sitio que ocupa actualmente la iglesia de San Juan y San Pablo de los pasionistas. Murió cuando los visigodos de Alarico saquearon Roma, pero desde hacía tiempo lo había repartido todos sus bienes entre los pobres. 

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(Parroquia San Martín de Porres)