SAN PABLO "EL ERMITAÑO"
10 de enero
341 d.C.



   Según san Jerónimo fue monje en Egipto hasta que tuvo 103 años y le llamó "príncipe de la vida eremítica". Parece que era de Tebas, nacido en el seno de una familia muy rica y cristiana, donde le dieron una esmerada educación en ciencias humanas; desde muy joven dominó el griego y el egipcio. Quedó huérfano muy pronto, heredero los bienes paternos y cuando contaba 20 años la persecución de Decio le empujó al desierto, porque según la leyenda, un cuñado le delató como cristiano para quedarse con su herencia. En el desierto de Tebaida se instaló para siempre en una caverna, vestido con hojas de palmera, y alimentándose de dátiles y bebiendo agua de una arroyo cercano. Siempre en la soledad más absoluta, muerto para los hombres, rezando y meditando frente al misterio de Dios que llenaba toda su existencia.

   La historia nos cuenta que un día san Antonio Abad le visitó: Antonio había tenido una tentación que le decía que en el desierto no había otro más santo que él pero, una revelación le manifestó que en el desierto vivía otro eremita que era un tesoro de virtud. Antonio no lo dudo y, venciendo muchas dificultades entre el calor y la fieras, fue a rendirle homenaje. Al llegar al lugar donde habitaba Pablo, aunque no se había visto nunca, se abrazaron y reconociéndose mutuamente sostuvieron coloquios espirituales mientras el cuervo, que diariamente traía medio pan al ermitaño, aquél día llevó ración doblada. Pablo no tardó en morir y fue Antonio quién lo enterró envuelto en un manto que le había regalado san Atanasio de Alejandría. San Pablo murió cuando tenía 113 años de edad y cuando llevaba 90 años orando y haciendo penitencia en el desierto por la salvación del mundo. Se le llama el primer ermitaño, por haber sido el primero que se fue a un desierto a vivir totalmente retirado del mundo, dedicado a la oración y a la meditación.

   San Antonio conservó siempre con enorme respeto la vestidura de san Pablo hecha de hojas de palmera, y él mismo se revestía con ella en las grandes festividades. San Jerónimo decía: "Si el Señor me pusiera a escoger, yo preferiría la pobre túnica de hojas de palmera con la cual se cubría Pablo el ermitaño, porque él era un santo, y no el lujoso manto con el cual se visten los reyes tan llenos de orgullo". Su historia la cuenta Jerónimo, pero cuando ya su vida estaba envuelta en la leyenda.

   Su culto fue muy difundido en Hungría, y a partir del siglo XIII, se fundó la Orden de San Pablo o Paulinos, conocidos como “Hermanos de la muerte” en Francia. Es la primera Orden monástica fundada en Hungría y sus restos se trasladaron a Budapest. La Orden fue disuelta en el siglo XVIII por el emperador José II. Desde 1969 su culto se ha limitado a los calendarios locales. 

Página Principal
(Pbro. José Manuel