SAN PABLO DE CHIPRE
17 de marzo
775 d.C.
Entre las
víctimas de la persecución iniciada por el emperador
Constantino Copronio contra los que veneraban imágenes sagradas,
uno de los más prominentes fue Pablo, quien, llevado ante el
gobernador de Chipre, fue puesto en la alternativa de pisotear un
crucifijo o sufrir la tortura del caballete. Sin un sólo minuto
de duda, Pablo gritó: "Lejos de mí, Señor Cristo
Jesús, Hijo Unigénito de Dios, pisotear tu divina imagen"
y, arrodillándose, besó al Cristo del crucifijo. El
gobernador ordenó que lo desnudaran y prensaran entre dos
tablas. Su cuerpo fue luego desgarrado y finalmente colgado cabeza
abajo sobre el fuego, hasta que se consumió. El autor de los "Hechos
de San Esteban el Joven" dice que su ejemplo ayudó a engrandecer
la fe de los mártires de Constantinopla; de ahí que
algunos autores crean que san Pablo fue ejecutado en Constantinopla,
pero lo más seguro es que fue martirizado en la isla de Chipre.