SAN OTÓN DE
FRANGIPANE
23 de marzo
1120 d.C.
Según la tradición arianesa, nació en Roma, y era
descendiente de la noble familia de los Frangipane. Hacia el 1058/60,
tuvo que partir -como era normal en los jóvenes de su rango- a
ciertas campañas militares, posiblemente en defensa del papa. En
una de ellas, Otón fue capturado por los adversarios y puesto en
prisión. Liberado por intervención divina, por
intercesión de san Leonardo de Noblac, volvió a Roma.
Entonces partió en peregrinación de acción de
gracias por santuarios cristianos de distintas regiones.
Esa
peregrinación duró cerca de 50 años. Afirman las
tradiciones que en ese tiempo vistió hábito benedictino,
vivió cierto tiempo en la abadía de la Santísima
Trinidad de Cava dei Tirreni, y que visitó a san Guillermo de
Vercelli en
Montevergine. Después del largo peregrinar, el santo se
estableció en Ariano Irpino hacia el 1110. Aquí
Otón trabajó tres años en un hospital de
peregrinos que él mismo había fundado, dando ejemplo de
caridad, hasta que decidió retirarse a llevar vida
eremítica, a cerca de un kilómetro y medio de la ciudad,
en la iglesia de San Pedro Apóstol, que aun existe y se llama
San Pedro de los Reclusos.
Adosada a la iglesia
construyó una pequeña celda, y allí se
recluyó. Realizó en el lugar muchos milagros,
aumentó sus austeridades, prolongó sus vigilias de
oración, disminuyó la comida y aumentó las
penitencias. En la pequeña celda cavó una fosa para
recordarse a sí mismo la muerte, como amonestación de
llevar una vida santa. Después de diez años de esta vida,
murió.
Los arianeses transportaron su cuerpo con toda solemnidad a la
catedral, donde el obispo lo hizo enterrar con honor. El culto parece
haber comenzado de manera inmediata y se le atribuyeron muchos milagros
a lo largo del tiempo. El cuerpo fue trasladado a Benevento hacia el
1220, para evitar la profanación en las incursiones sarracenas.
Patrón de Ariano. Tiene culto local.