SAN OTMAR
16 de noviembre
759 d.C.
Nació en Alemania y completó su formación en la
diócesis de Constanza. Fue ordenado acerdote en la
diócesis de Coira, en el 719, por el obispo Voltranno que le
nombró abad de Saint-Gall en Suiza (720), entonces de
pésimas condiciones, para que restaurara la comunidad y el
edificio, que habían sufrido mucho por las incursiones de los
francos. Inició un nuevo periodo de prosperidad en la
abadía, que pronto fue el más importante de los
monasterios suizos. Allí fundó un pequeño hospital
para leprosos, que es el más antiguo leprosorio documentado de
Suiza. Estas construcciones fueron financiadas por donaciones, sobre
todo de la nobleza.
Tras la derrota de los alamanes del 746 y la desaparición del
ducado, que entró a formar parte del fisco real, Otmar se
dirigió, buscando protección para su abadía, al
rey Pipino, en el 747. A cambio el abad tuvo que introducir en la
abadía la regla benedictina en sustitución de la de san
Columbano. El desarrollo del patrimonio abacial dio origen a graves
desórdenes que repercutieron en el monasterio y en la
caída de Otmaro. Fue perseguido por dos condes carolingios de la
zona e injustamente calumniado y condenado al exilio por un tribunal
eclesiástico presidido por el obispo de Constanza, Sidonio, el
cual, parece ser, quería tener más influencia sobre el
monasterio y hacer del mismo una fundación episcopal. Otmar fue
acusado, por un falso testigo, de haber faltado a sus votos. Fue
exiliado a una pequeña isla del Rin, donde soportó esta
situación con una gran paciencia. Murió en el exilio al
poco tiempo. Su cuerpo reposa en la abadía de Saint-Gall, y en
su sepulcro se produjeron numerosos milagros.