Nació en
Inglaterra en el seno de una familia danesa, y fue educado por su
tío san Oda “el Bueno” y nombrado diácono o deán
de Winchester. Poco tiempo después marchó a Francia donde
ingresó en el monasterio benedictino de Fleury, de
regresó a Inglaterra fue ordenado sacerdote en el 959. En el
961, por sugerencia de san Dunstano, fue nombrado obispo de Worcester y
colaboró con ardor en los esfuerzos de santos Dunstano y san
Etelwoldo de Winchester por hacer florecer la vida monástica y
restablecer la disciplina eclesiástica en Inglaterra;
trabajó para introducir el celibato en el sacerdocio, para ello
trajo a monjes benedictinos de Francia. En el 964 transformó el
cabildo en una comunidad monástica.
Fundó la
abadía de Ramsey y el monasterio de Worcester; también
fundó el monasterio de Westberry. Fue empleado por el duque
Aylwin para supervisar la fundación del gran monasterio de
Ramsey. En el 972 fue nombrado arzobispo de York, sin abandonar su
diócesis de Worcester y rigió su diócesis
santamente durante 20 años, viviendo una vida austera y
generosa. Vivió la perfecta humildad. Su muerte se produjo
mientras estaba arrodillado delante de 12 pobres lavándoles los
pies, tal y como era su costumbre diaria.