SAN OLIVERIO PLUNKETT
1 de julio
1681 d.C.
Nació en Loughcrew en el condado de Meath, Irlanda, en el seno
de origen una familia de la nobleza anglo-inglesa, profundamente
católica y defensora de la política pro irlandesa del rey
Carlos I. Durante la persecución de los católicos,
viajó a Roma acompañando al legado papal Scarampi, que
intentó establecer la paz entre los dos partidos
católicos irlandeses. En Roma vivió 20 años, donde
estudió, en la Sapienza, derecho civil y canónico,
filosofía y teología, y fue ordenado sacerdote (1654).
Mientras tanto Cromwell hizo más intensa su persecución
anticatólica, y no le dejaron volver a Irlanda.
Se adhirió al Oratorio de San Jerónimo y
durante tres años se dedicó por entero a compartir las
obras de misericordia y de catequesis. Enseñó
Teología en el colegio de Propaganda Fidei durante 12
años y fue consultor de la Sagrada Congregación para el
Índice. En 1658, los obispos irlandeses lo nombraron su agente
ante la Santa Sede, lo que le hizo estar en contacto con la curia y
particularmente con el cardenal Benedicto Odescalchi, futuro beato
Inocencio XI. En 1660 se restauró la monarquía inglesa y
supuso un respiro a las persecuciones católicas, pero hicieron
falta diez años para que se sustanciaran los nombramientos
episcopales pendientes.
Fue ordenado obispo de Armagh (1669) por el papa Clemente IX.
Partió para Londres inmediatamente. Allí estuvo alojado
clandestinamente hasta que las circunstancias le permitieron volver a
Irlanda. Se entregó con gran valor en la reorganización
de la iglesia irlandesa, que estaba prácticamente destruida a
causa de la continua persecución. Convocó sínodos
para aplicar las directrices de Trento; escribió numerosas
cartas pastorales. Logró dos grandes victorias: la
reconciliación de los Old Irish o tories, y el establecimiento
en Drogheda de un colegio jesuita. Se dedicó a la
formación del clero, y a la disciplina de los ordenados.
Vivió siempre en extrema pobreza, cosa insólita para un
obispo.
En 1673 un decreto real expulsaba de Irlanda a todos los
obispos y religiosos, Oliverio se negó a marcharse y se
escondió en compañía del obispo de Waterford.
Desde su escondite no dejó de comunicarse con la Santa Sede.
Remitió la persecución, y Oliverio reemprendió su
acción pastoral, defendiendo sus derechos de primacía
ante las pretensiones del obispo de Dublín.
Y llegó el suceso famoso de la llamada
“conspiración de la pólvora”, que exaltó el
ánimo de los protestantes. Los dirigentes de la Iglesia se
volvieron a la clandestinidad. En 1679 se dictó orden de busca y
captura del obispo de Armagh, porque arrestarlo significaba decapitar
la comunidad católica. Fue arrestado acusado de complicidad en
uno de los falsos complots del tiempo; como los jueces irlandeses se
negasen a juzgarlo culpable de traición fue trasladado a
Londres. Allí el primer proceso falló por falta de
pruebas, pero en el segundo fue acusado de traición "por haber
propagado la religión católica". Mientras estaba en la
cárcel profesó como oblato benedictino de manos de su
compañero de prisión Mauro Corker, el superior de los
benedictinos ingleses. Fue el último católico
martirizado, ahorcado y descuartizado en Tyburn, Londres, sus restos se
arrojaron al fuego. Se le conoce por su buen humor. Murió
después de dar gracias a los jueces, confirmó su
fidelidad al rey, perdonó a sus enemigos e hizo profesión
de su fe católica. Su cabeza se conserva en la iglesia de San
Pedro de Drogheda.
La beatificación tuvo lugar en 1920 y fue
canonizado por SS Pablo VI el 12 de octubre de 1975. La fiesta de
Oliverio Plunket se celebra en Irlanda, Australia y Nueva Zelandia,
así como en la diócesis inglesa de Clifton, en la que se
halla su santuario.