SAN ODÓN DE
CLUNY
18 de noviembre
942 d.C.
Hijo
de un noble Berry, debió nacer en Tours; inicialmente
recibió una educación laica en la corte del duque
Guillermo de Aquitania, pero y se acogió muy pronto a comunidad
canonical en la basílica de San Martín de su ciudad
natal. Posteriormente prosiguió sus estudios en París
bajo la guía de Remigio, el último de los grandes
maestros de la escuela carolingia de Auxerre. En el 909, se hizo monje,
con su amigo san Adegrín, de un apartado monasterio
borgoñón, Baume-les-Messieurs (cuyo abad era san Berno),
donde permaneció 18 años. Sucedió a san Berno,
fundador de la abadía Cluny, como abad, en el 927. Desde ese
momento hizo de este monasterio un centro mundial de espiritualidad,
empezando su labor por una depuración en la vida de los propios
monjes: una vida de oración más intensa. En su obra
principal, “Colaciones”, sentó las bases de la reforma.
Centró la vida monacal en el “Opus Dei”, el Oficio
Divino. Fomentó el canto gregoriano, puso gran esmero en las
ceremonias litúrgicas. Insistió en la observancia de la
clausura y el silencio.
Viajó mucho
reformando conventos como Saint Benoît sur Loire,
Romainmôtier, Subiaco... Estuvo en Roma varias veces. Roma estaba
revuelta y Odón fue siempre mensajero de paz. Logró la
reconciliación entre el cónsul Alberico y el rey Hugo,
que tiranizaban la Ciudad eterna. Fue nombrado archimandrita de todos
los cenobios romanos, entre los que sobresalió el ubicado en el
Aventino, monasterio de Nuestra Señora, de donde salieron
grandes monjes, como Hildebrando. Su influencia se extendió al
monasterio de Subiaco y otros muchos esparcidos por Italia. Fue
consejero de los pontífices León VII y Esteban IX. Tuvo
tanto prestigio que un biógrafo de su época dijo: "cuando
entraba en la basílica de San Pedro, las muchedumbres le
rodeaban y, tomando los bordes de su escapulario, lo llevaban a los
labios".
El fruto principal del periodo abacial de Odón fue la autoridad
y ascendiente moral adquiridos por Cluny. Al morir dejó una
estela de discípulos bien formados en el espíritu
benedictino que dejaron huella en la sociedad. Los largos
períodos abaciales que se sucederían a la muerte de su
inmediato sucesor, san Aymard, darán estabilidad a su obra de
reforma. Cluny fue pronto conocido como el centro de la cristiandad y
la fuente de una vida religiosa, moral, limpia y fecunda. Odón
fue severo y exigente en la disciplina consigo y con los demás.
Pero a la vez fue un hombre lleno de bondad y mansedumbre. Coronado de
méritos, murió de fiebres violentas en Tours, donde
está enterrado.