SAN NICOLÁS
SAGGIO DE LONGOBARDIS
2 de febrero
1709 d.C.
Juan
Bautista Saggio nació en Longobardo en Calabria. Hijo de pobres
progenitores, aprendió de ellos el amor a Dios. No sabía
ni escribir ni leer, sólo sabía orar y trabajar,
humillarse y mortificarse. Había en su pueblo un convento de
religiosos mínimos de San Francisco de Paula y a él
acudió Juan Bautista para encauzar la vocación religiosa
que intensamente sentía. Sus padres, pese a ser personas
piadosas, se opusieron con toda energía, y hubo el joven con
gran paciencia y la ayuda extraordinaria de Dios de vencer esta
resistencia y poder realizar su vocación. Con 20 años fue
enviado a Paola a hacer su noviciado, recibiendo el hábito en
calidad de oblato y tomando el nombre de hermano Nicolás. Fue
realmente mínimo entre los mínimos.
Destinado a su propio
pueblo natal por dos años, pasó luego al de San Marco
Argentano, donde desempeñó los oficios de cocinero,
jardinero y limosnero. Posteriormente pasó por otros cuatro
conventos con idénticos oficios. En todos los conventos dejaba
una estela de ejemplaridad en el cumplimiento de la regla y en el
espíritu de fervorosa piedad. El corrector general de la Orden,
P. Pedro Curtí de Cosenza, se lo llevó a Roma, al
convento de San Francisco de Paula ai Monti, donde fue sacristán
y luego portero. Dios le concedió extraordinarios dones
místicos que le hicieron notable en su comunidad y fuera de
ella, por lo que tuvo general fama de santidad en Roma. Entre 1693 y
1697 vivió fuera de Roma, y dentro de esos años, uno en
el convento de su pueblo natal, cuya iglesia logró restaurar con
las limosnas recogidas.
Vuelto a Roma, volvió a ser objeto de la veneración
universal por su contagiosa piedad y su humildad evangélica. No
pudo ser sacerdote porque era indocto. Fue siempre sereno, obediente y
humildísimo; además, en su tiempo libre, visitaba las
“siete iglesias”, y ayudaba a enfermos y pobres. Cuando se puso
enfermo, acudieron a visitar su pobre celda cientos de personas, entre
ellos cardenales y prelados de la Curia. Fue beatificado por
Pío VI el 11 de julio de 1786 y canonizado por Francisco el 23
de noviembre de 2014.