SAN MUCIANO
MARÍA WIAUX
30 de enero
1917 d.C.
Se
llamaba Louis-Joseph Wiaux. Nació en Mellet (Bélgica), en
el seno de una familia trabajadora; su padre era herrero.
Recibió en su familia una educación cristiana ejemplar. A
los 15 años, entró en el noviciado de los Hermanos de las
Escuelas Cristianas, en Namur, y cambió el nombre por el de
Muciano María. Terminado el noviciado, pasó un año
en Chiamy y luego otro en Bruselas donde dio clases a los niños
del primer curso de primaria. Se dedicó a la enseñanza, y
desde 1859 a 1917, estuvo en el instituto de Saint Berthuin de Malonne.
Dificultades de tipo
profesional, debidas a su falta de habilidad pedagógica, le
pusieron en trance de ser expulsado de la Congregación.
Después de esta dura prueba, fue destinado a actividades
humildes y oscuras tareas como: vigilante, lecciones elementales de
dibujo y de música. Siempre obediente y servicial se
afanó en estudiar. Durante más de 50 años
halló en el amor de Dios la fuerza para perseverar en ese
trabajo nada fácil para él; todos los días
practicaba con los instrumentos porque así se lo habían
ordenado.
Pidió a los superiores que le dejaran dar catequesis en una
escuela aneja de niños pobres. Todos aprendieron de él a
descubrir la fe. Su virtud más característica fue la
obediencia. El fervor de su oración fue conmovedor; al final de
su vida pasó todo su tiempo libre ante el altar. Los alumnos le
llamaban "el hermano que está siempre rezando". Tuvo una gran
devoción a María y procuró extender esta
vocación entre todas las personas que le rodeaban. Y desde el
instante de su muerte comenzaron a percibirse gracias divinas. Fue
beatificado por SS Pablo VI en 1977, y canonizado por SS Juan Pablo II
el 10 de diciembre de 1989.