SAN MORANDO DE ALTKIRCH
3 de junio
1115 d.C.
Natural de
Worms, Alemania, en el seno de una familia de la nobleza. Fue ordenado
presbítero en esta ciudad, y peregrinó a Santiago de
Compostela. Por el camino se paró en la abadía de Cluny
donde conoció la reforma cluniacense. A su regreso de Santiago
se hizo cluniacense, recibiendo el hábito de manos del mismo
abad san Hugo. Ahí siguió avanzando por el camino de la
perfección tan rápidamente, que en poco tiempo se
consideraba que Morando sobrepasaba a la mayoría de sus hermanos
en santidad y fidelidad a la regla. Pasó los primeros
años de su vida religiosa en una u otra de las casas de Cluny en
Auvernia, pero no estaba destinado a permanecer en Francia.
En 1100, un noble alsaciano quiso restaurar el monasterio
de San Cristóbal de Altkrich y pidió monjes de Cluny;
cuando llegó el grupo encabezado por el abad Constancio,
éste cayó en la cuenta de que, si se trataba de
desarrollar un trabajo de misión, era indispensable conocer bien
el alemán. Al informar de esto a Cluny, los superiores
destinaron a Morando, que conocía el francés tan bien
como el alemán, para hacerse cargo del puesto como abad,
Morando, que la cumplió con gran éxito y sobre todo dio
ejemplo de prudencia, cordialidad caridad y serenidad.
Evangelizó la región de Sundgau, al sur de Alsacia.
Sabemos que sufrió fortísimas tentaciones y que
gozó de dones taumatúrgicos.
Murió alrededor del 1115. Tal vez en razón
de la creencia tradicional de que san Morando ayunó durante toda
una Cuaresma sin otro alimento que un racimo de uvas, se le considera
como patrón de los cultivadores de la vid.