SAN MIGUEL FEBRES
CORDERO
9 de febrero
1910 d.C.
Francisco Febres nació en Cuenca, Ecuador, en el seno de una
familia burguesa, culta y muy cristiana. Nació con los pies
deformes, hasta que, cuando contaba con cinco años, de forma
milagrosa comenzó a caminar. Estudió en la escuela de los
Hermanos de la Salle, donde se destacó por el estudio.
Ya desde su
adolescencia manifestó su deseo de hacerse hermano lasaliano,
pero sus padres querían que fuera sacerdote, y lo mandaron al
seminario, donde sólo aguantó unos meses por causas de
unas dolencias, que le impidieron continuar, así que
volvió a su antiguo colegio. Ingresó en el noviciado de
Quito, a pesar del resentimiento de su padre, que estuvo varios
años sin hablarle. Profesó en 1868 y recibió el
nombre de Miguel; fue el primer ecuatoriano que ingresó en esta
Orden.
Fue un magnifico
profesor, muy querido por sus alumnos; primero ejerció el
Beaterio de Quito, luego fue designado inspector de las clases
elementales; ejerció en la Escuela Práctica de Cadetes.
Publicó una hermosa "Gramática Española",
que se transformó en un libro clásico para la
enseñanza. En 1875, logró ante el presidente de la
República, la liberación de un amigo de su padre, y esto
hizo que la reconciliación se realizara con toda su fuerza. En
1887, sus superiores le trasladaron a París, y un año
más tarde, asistió en Roma, a la beatificación de
san Juan Bautista de La Salle, representando a los hermanos
ecuatorianos.
En 1888, volvió
a su tierra, y compaginando su labor educativa y literaria, se
entregó a la catequesis de niños. En 1890, fue nombrado
profesor e inspector del Instituto de La Salle de Quito.
Escribió mucho y su obras literarias y poéticas
merecieron su admisión en la Academia Ecuatoriana de la Lengua y
Correspondiente de la Real de España. En 1896, fue elegido
director del noviciado de Quito, y compatibilizando esta función
fue nombrado, en 1902, director del Colegio de la Sagrada Familia. En
1900, recibió la condecoración francesa de "Las palmas
de officier d'Academie", y en 1906 recibió el nombramiento
de académico de la Academia Nacional de Venezuela; todas estas
distinciones las recibió con gran humildad; era un hombre lleno
de caridad y de buen humor, llevando una vida de oración
personal.
En 1907, realizó su segundo viaje a Europa, llamado por sus
superiores para colaborar en la redacción de libros de texto en
español. Estuvo en París donde sufrió dos ataques
de paludismo. En todas partes dejó huella de su virtud que
maravillaron a todos. Su residencia fue la casa generalicia de
Lembecq-lez-Hal, en Bélgica, pero su mala salud, hicieron que se
trasladará a Premía de Mar, en el momento que
ocurría la "Semana trágica de Barcelona", y tuvieron que
dejar el convento y trasladarse al convento de Bonanova de Barcelona.
Su presencia alegre y jovial hizo que sus hermanos llevaran más
tranquilamente su situación. Regresó a Premiá,
donde murió de una neumonía. En 1936 sus restos fueron
repatriados al Ecuador y recibieron una acogida multidunaria en Quito y
se decretó luto nacional, donde reposan en la actualidad en el
colegio de La Magdalena. Fue beatificado el 30 de octubre de 1977
por Pablo VI, y canonizado por SS Juan Pablo II el 21 de octubre de
1984.