SAN MIGUEL DE LA MORA
DE LA MORA
7 de agosto
1927 d.C.
Nació en El Rincón del Tigre, municipio de
Tecalitlán (Jalisco-México), en el seno de una familia
campesinos hacendados. Ingresó en el seminario de Colima y fue
ordenado sacerdote en 1906. Capellán de la iglesia de Colima
"sacerdote sencillo, discreto y puntual, siempre se mostró lleno
de caridad hacia los pobres y dispuesto a servir". En 1914, fue
destinado a Zapotitlán, donde estuvo hasta 1918, acreditado por
su vida apostólica y caridad. Regresó de nuevo a la
catedral, atendiendo el coro, el confesionario y fue llamado muchas
veces a la cabecera de los enfermos. El obispo le encargó la
dirección diocesana de las Obras Misionales Pontificias,
así como la dirección espiritual de las niñas del
colegio de La Paz.
Colima fue el primer
estado de Méjico, que las autoridades obligaron a los miembros
de la iglesia que se sometieran al placet del Gobierno revolucionario
para poder ejercer. El obispo y sus sacerdotes se negaron.
Miguel ante la
situación, se quedó en su casa, pero el general Ignacio
Flores, que vivía en frente de su casa, lo reconoció y
mandó detenerlo. Salió bajo fianza con la
obligación de presentarse en jefatura diariamente y se le
presionó para que abriera la catedral para el culto de una
iglesia independiente de la católica, a lo cual se negó
porque así lo había prohibido el obispo.
El padre Miguel prefirió salir de su parroquia antes de acatar
la orden y llegó hasta Cardona, donde fue reconocido y arrestado
y devuelto a Colima, donde llegó exhausto del camino a pie. El
general ordenó que se le fusilara inmediatamente. Le dijeron que
caminara, y al llegar a la caballeriza fue abatido, mientras iba
rezando el rosario. Le dieron el tiro de gracia. Sus restos fueron dos
años más tarde enterrados en la catedral. Fue
canonizado junto con los demás mártires de la
Cristíada mexicana el 21 de mayo del 2000.