SAN MEDERICO DE AUTUN
700 d.C.
29 de agosto
Natural de
Autun, a los 13
años ingresó en la abadía benedictina de San
Martín. En él había cincuenta y cuatro monjes,
cuya fervorosa vida regular era la edificación de toda la
región. En tan buena compañía, Mederico
progresó en la virtud y la escrupulosa observancia de la regla.
Elegido abad muy contra su voluntad, precedió con el ejemplo a
sus súbditos, ya que era el primero en el cumplimiento del
deber. La fama de su santidad atrajo sobre él las miradas
de los hombres. Pronto empezaron a acudir gentes de todas partes a
consultarle. Como ello le acarrease demasiadas distracciones y
tentaciones de vanidad, el santo renunció a su cargo y se
retiró durante algún tiempo al bosque y vivió como
ermitaño en una celda cercana a Paris, en el lugar donde hoy
existe la iglesia de Saint-Merry.
Pero el pueblo no tardó en descubrir su retiro y
una enfermedad le obligó a retornar al monasterio. Ahí
pasó algún tiempo, edificando y ayudando a sus hermanos a
progresar en la virtud. Murió en París, durante una
peregrinación que realizaba en compañía de su
discípulo san Frodulfo a las tumbas de san Dionisio de
París y san Germán de Auxerre. Se estableció en
una pequeña celda contigua a la capilla de San Pedro, en el
norte de la ciudad. Al cabo de dos años y nueve meses de una
penosa enfermedad, que soportó con admirable paciencia,
murió apaciblemente.