SAN MAURILIO DE ROUEN
9 de agosto
1067 d.C.
Nació en Reims,
en el seno de una noble familia. Estudió en la escuela episcopal
de Lieja, y luego en Sajonia. Fue director de la escuela de la catedral
de Halberstadt. Ingresó como monje en la abadía
benedictina de Fécamp en Normandía. Parece que,
después de algún tiempo, pidió a su abad permiso
para llevar una vida eremítica y se marchó a Italia para
aislarse, donde se dedicó a la oración y al trabajo
manual; le acompañó el monje Gerberto, que más
tarde sería oblato de Saint-Wandrille.
La fama de su virtud
llegó a oídos del marqués Bonifacio, que
ordenó a Maurilo que asumiera el cargo de abad de Santa
María en Florencia, pero los monjes, descontentos del rigor del
nuevo abad, quisieron envenenarlo, Maurilio, acompañado de
Gerberto, regresó a Fécamp.
En el 1055, el duque
de Normandía, Guillermo el Conquistador, depuso a Maugero,
arzobispo de Rouen, por cuestiones políticas y religiosas, e
hizo nombrar en su puesto al monje Maurilio, demostrando así
querer colaborar en la reforma de clero, que era un problema grave en
el siglo XI.
El mismo año reunió un concilio y otro más tarde
en Caen. Estos concilios fueron convocados principalmente contra el
matrimonio de los presbíteros; junto al duque Guillermo, tuvo
una asamblea, eclesiástica y laica al mismo tiempo, para imponer
“la tregua de Dios”, institución medieval, creada por la Iglesia
para imponer periodos de paz entre las familias, Concejos,
señores feudales, en lucha entre ellos; y para organizar la
lucha contra el bandolerismo. Fue uno de los más importantes
eclesiásticos de su tiempo y escribió contra Berengario.
Construyó en 1063 la catedral de Rouen, en el 1067 la iglesia
abacial de Jumièges. Su muerte está envuelta en una
piadosa leyenda. Su tumba fue destruída por los hugonotes en
1562.