San Matutino,
confesor, en una aldea de Gatinois en Francia.
La biografía de San Maturino, que es totalmente
legendaria, cuenta que nació en Larchant, en el territorio de
Sens, y que sus padres eran paganos. A diferencia de su padre, quien
perseguía a la Iglesia, San Maturino abrió su
corazón al Evangelio y, a los doce años, fue juzgado
digno de recibir el bautismo. Sus primeros convertidos fueron sus
propios padres. A los veinte años, recibió Maurino la
ordenación sacerdotal, y Dios le concedió una gracia
especial para arrojar a los malos espíritus. Su obispo
tenía tal confianza en él., que le confió el
gobierno de la diócesis mientras él iba a Roma. El santo
predicó en el Gatinais, donde convirtió a muchas gentes.
Cuando su fama de exorcista llegó a Roma, se le convocó a
dicha ciudad para que librase a una doncella noble, a quien el demonio
atormentaba mucho. Según la leyenda, San Maturino murió
en la Ciudad Eterna. Su cuerpo fue trasladado a Sens y, más
tarde, a su pueblo natal. Los hugonotes destruyeron las reliquias. A lo
que parece, el culto de San Maurino nunca estuvo muy extendido. En
Francia se suele llamar "maturinos" a los frailes trinitarios, porque
tenían en París una iglesia dedicada a este santo.