SAN MARCIANO DE
CONSTANTINOPLA
10 de enero
471 d.C.
Nació en Constantinopla, donde pasó toda su vida, en el
seno de una familia emparentada con el emperador Teodosio. Se
entregó al servicio de Dios desde su niñez, y a
escondidas repartía grandes sumas de dinero entre los pobres.
Hacia el año 455, el patriarca san Anatolio, sin hacer caso de
las protestas que su humildad dictaba a Marciano, le ordenó
sacerdote. Marciano se sintió con ello más obligado
todavía a buscar la perfección; así pues, sin
abandonar su ocupación favorita que consistía en instruir
a los pobres, redobló sus esfuerzos en socorrerlos en sus
necesidades materiales y se impuso enormes penitencias. Quienes
veían en su ejemplo una constante censura, tomaron pretexto de
su austeridad para acusarle de novacianismo; pero la mansedumbre del
santo triunfó a la larga de todas las críticas y la
persecución sirvió para purificar aún más
su alma.
Cuando la tempestad se disipó, su virtud brilló
esplendorosamente, y el patriarca Genadio lo elevó a la dignidad
de "Oikónomos", con gran aplauso del clero y del pueblo.
Marciano construyó y restauró muchas iglesias de
Constantinopla, en particular la de Anástasis. Los milagros que
realizó antes y después de su muerte, le hicieron famoso.
Algunos autores le consideran como escritor de himnos
litúrgicos.