296-304 d.C.
Primer Papa
de la familia Colonna. Empieza la gran persecución de
Diocleciano. Las instituciones imperiales, fundadas por Augusto,
habían caducado, y el Imperio, regido por un emperador apoyado
en el ejército, se había transformado en un estado
típicamente totalitario. Para evitar las luchas provocadas por
la sublevación de las regiones, que proponían
pretendientes al trono, Diocleciano organizó una
"tetrarquía", a la que asoció a Maximino, a quien
confió la parte occidental del Imperio con sede en Milán.
Diocleciano se estableció en Nicomedia, centro estratégico del Imperio. Los dos emperadores llevaban el título de "augustos": el de "césar" fue conferido a sus ayudantes, Galerio, dacio de origen, que se estableció en Sirmium, cerca de la actual Belgrado, y Constancio Cloro, que se estableció en Tréveris. La persecución fue desencadenada con el fin de mantener la unidad espiritual del Imperio, cuyas ideas totalitarias no admitían "heterodoxias"". Galerio brilló por su celo anticristiano, pero se convirtió en su lecho de muerte. Bajo el reinado de Severo, sucesor de Constancio Cloro, como "césar" de occidente, los cristianos occidentales vivieron en paz, mientras Maximino Daia, sucesor de Galerio en Oriente, prosiguió la política de su predecesor. Ya Constantino y Licinio preparaban el camino de la tolerancia. Durante el pontificado de Marcelino las iglesias tuvieron que entregar los libros sagrados a las autoridades, que los quemaron.
Diocleciano se estableció en Nicomedia, centro estratégico del Imperio. Los dos emperadores llevaban el título de "augustos": el de "césar" fue conferido a sus ayudantes, Galerio, dacio de origen, que se estableció en Sirmium, cerca de la actual Belgrado, y Constancio Cloro, que se estableció en Tréveris. La persecución fue desencadenada con el fin de mantener la unidad espiritual del Imperio, cuyas ideas totalitarias no admitían "heterodoxias"". Galerio brilló por su celo anticristiano, pero se convirtió en su lecho de muerte. Bajo el reinado de Severo, sucesor de Constancio Cloro, como "césar" de occidente, los cristianos occidentales vivieron en paz, mientras Maximino Daia, sucesor de Galerio en Oriente, prosiguió la política de su predecesor. Ya Constantino y Licinio preparaban el camino de la tolerancia. Durante el pontificado de Marcelino las iglesias tuvieron que entregar los libros sagrados a las autoridades, que los quemaron.
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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)