SAN MACARIO DE
JERUSALÉN
10 de marzo
333 d.C.
Obispo
de Jerusalén en el 314. Participó en el 325 en el I
Concilio Ecuménico de Nicea y fue un firme defensor de su
ortodoxia. Junto con la emperatriz santa Elena, llevó a
término las excavaciones para descubrir el Calvario, la Cruz y
el Sepulcro de Cristo, enterrados en tiempos del emperador Adriano. Ya
el año 324, deseaba Constantino restaurar los recuerdos de
Cristo en Palestina. Fue Macario quien animó a santa Elena a
rescatar las reliquias del Señor en Tierra Santa y colocarlas en
las basílicas para su veneración. Se dice que
sugirió a santa Elena que reconociese la verdadera cruz de
Jesús, entre las tres encontradas en el Gólgota, la que,
tocada por una mujer gravemente enferma, le habría dado la salud.
Hizo un llamamiento a los obispos de Palestina, para construir una
basílica en Hebrón, cerca de la encina de Abrahán,
aún profanada por los cultos idolátricos que el emperador
suprimió. Consagró obspo de Dióspolis a san
Máximo de Jerusalén, nombrado por él mismo su
ayudante y sucesor.