SAN LUCIANO DE
ANTIOQUÍA
7 de enero
312 d.C.
Natural de Edessa o Samosata. Presbítero y fundador de la
escuela de Antioquía que se distanció del alegorismo
alejandrino, fijando la atención en el sentido literal de las
Escrituras. La escuela antioqueña produjo numerosos comentarios
a la Biblia, que ejercieron un influjo profundo sobre la
formación exegética de los escritores
eclesiásticos posteriores. Conocía muy bien el hebreo y
se le atribuye una recesión del texto griego de los LXX, que fue
adoptada por las Iglesias de Asia Menor y de Siria. Profesor de
exégesis bíblica, que le valió ser sospechoso de
herejía ya que en sus escritos trinitarios manifestó
tendencias acentuadamente subordinacionistas, y tres obispos de su
diócesis le excomulgaron. San Alejandro de Alejandría le
acusó de ser el iniciador de las herejías como el
arrianismo, al sostener que Cristo había sido solamente un
hombre, negando su divinidad. Cuando llegó la persecución
fue martirizado en Nicomedia en la persecución de Valerio
Maximiano.
Tenía una gran
devoción eucarística, era tanta que san Juan
Crisóstomo cuenta que se celebró Misa sobre su propio
pecho el día de su martirio. En el último interrogatorio
dijo simplemente: "Soy cristiano"; "admirable respuesta -dirá,
san Jerónimo- desde luego, no pertenece a ninguna ciudad, porque
su patria es la Jerusalén celestial; no tiene parientes en la
tierra, porque todos los habitantes del cielo son sus parientes".
Eusebio dice: "de los mártires de Antioquía, el primero
fue Luciano, que fue toda su vida ejemplar presbítero de aquella
Iglesia, y también él en Nicomedia, en presencia del
emperador, proclamó el celeste reino de Cristo, primero en un
discurso apologético y luego también con sus obras".