Su
«Vita»
fue escrita probablemente por un monje de nombre Bonus, pero por
desgracia el texto se ha perdido, aunque se conserva una
redacción posterior de la misma, en lengua literaria. De acuerdo
con ella Lucas nació en Nicosia, en Sicilia, en el siglo IX, y
hacia los doce años fue acogido por un monje del monasterio de
Santa María Latina de Agira (Enna), donde tomó el
hábito, y luego fue ordenado sacerdote. Creció y se
mostró tan lleno de virtudes, que la población de los
alrededores se acercaba al monasterio para consultarlo. Ya adulto fue
elegido abad del monasterio de Agira, pero él rechazó el
nombramiento por humildad. Los monjes no se conformaron, e hicieron
intervenir al papa, por lo que Lucas aceptó finalmente por
obediencia.
Transcurrieron los
años, en los cuales desplegó gran sabiduría y
prudencia en el desarrollo de su mandato, hasta que fue golpeado por la
ceguera, pero esta grave limitación -sobre todo en aquel tiempo-
no le paralizó, sino que continuó con su apostolado,
haciéndose acompañar de algunos hermanos. La leyenda
cuenta que era un hombre un poco pesado para sus monjes, que decidieron
gastarle una broma, en la que le dijeron que tenía que predicar
a una multitud, como era ciego no descubrió que no
había nadie. Hizo una grandísima predicación,
mientras sus frailes se morían de risa, pero cuando les dio la
bendición, una voz en el silencio respondió "amen",
entonces los monjes se dieron cuenta de la seriedad de su broma.
Pidieron perdón y fueron sus más fervientes
admiradores.
Vuelto al
monasterio de Agira murió en olor de santidad, y fue enterrado
en la iglesia de San Felipe. Su fama de santo creció tanto que
su cuerpo fue depositado en la misma urna que san Felipe de Agira. En
seguida se perdió el recuerdo de su sepulcro, pero no su culto,
que continuó. En 1596, la ciudad de Nicosia pidió y
obtuvo las reliquias del santo abad, que fueron trasladadas con toda
solemnidad.
Muchas cuestiones
históricas sobre la vida del Santo están en
discusión: algunos lo consideran muerto en el año 890,
aproximadamente, mientras que otros lo sitúan hacia el 1164. De
ningún modo parece que haya vivido antes de las invasiones
árabes en Sicilia, que comenzaron en el 827. La orden religiosa
a la que perteneció también es objeto de disputa, ya que
mientras unos lo consideran benedictino, otros piensan que fue
basiliano. Tiene culto local.