SAN LUCAS BANABAKINTU
3 de junio
1886 d.C.
Memoria de
los santos Carlos Lwanga y doce compañeros,
todos ellos de edades comprendidas entre los catorce y los treinta
años, que perteneciendo a la corte de jóvenes nobles o al
cuerpo de
guardia del rey Mwanga, de Uganda, y siendo neófitos o
seguidores de la
fe católica, por no ceder a los deseos impuros del monarca
murieron en
la colina Namugongo, degollados o quemados vivos. Estos son sus
nombres: Mbaya Tuzinde, Bruno Sserunkuma, Jaime Buzaalilyawo,
Kizito,
Ambrosio Kibuka, Mugagga, Gyavira, Aquiles Kiwanuka, Adolfo Mukasa
Ludigo, Mukasa Kiriwanwanvu, Anatolio Kiriggwajjo y Lucas Banabakintu.
Era natural de Gomba y pertenecía al clan de Siluro
y tenía 35 años. Su condición era la de esclavo de
Mukwenda, pero ejercía como jefe del poblado y hombre de
confianza, además de encargado de las embarcaciones reales.
Llegó al cristianismo por la influencia de san Matías
Kalemba. Fue bautizado en el 1882. Fue conocido en los ambientes
cristianos y paganos por su bondad y por su integridad. Era catequista
en la zona de Mityana.
Fue arrestado junto a Matía Kalemba en 1886,
pasando toda la noche atado de tal modo que no se podía mover.
Al día siguiente lo llevaron ante el juez de Mengo, ante el cual
confesó su fe. Se despidió de Matías y fue
conducido a Namugongo, con los otros cristianos, a los que
informó de la muerte de Matías y su esperanza de morir
con ellos.
A la mañana siguiente, tras aprobar el consejo real
que los cristianos fuesen ajusticiados, Carlos y sus compañeros,
los pajes cristianos, fueron llevados ante el rey e invitados a
apostatar. Carlos fue el primero en decir que no, seguido de Kiziko y
por todos los demás pajes. En medio de un gran silencio el rey
les preguntó si estaban dispuesto a ser cristianos, a lo que
contestaron todos a una que sí, que hasta la muerte, entonces el
rey pronunció la sentencia de muerte. Después de la
sentencia de condena a muerte, fueron llevados a Namugongo, al lugar
del martirio.
Tras la espera de los días necesarios para la
preparación del lugar del suplicio -algunos pajes ya
habían muerto durante el trayecto-, los prisioneros fueron
encadenados. Cuando se dirigían el martirio los vio el padre
Lourdel, que con profunda emoción vio como sus cristianos eran
llevados a la muerte sin que ninguno de ellos hubiera apostado. Todos
lo saludaron con la mirada. Quiso obtener una audiencia con el rey para
que parara la ejecución pero no se le permitió.
A los pajes se les agregó el soldado Jaime
Buzabaliawo, conocido cristiano. Luego de varias horas de andar por el
sol, llegaron a Kampala, habiéndoseles unidos otros
mártires por el camino, y en esta ciudad les pusieron una canga
a cada uno de ellos para evitar su huida. Allí tuvo lugar la
ejecución de San Gonzaga Gonza.
Llegados a Namugongo, fueron encerrados,
separándolos por grupos. Al día siguiente, todos se
alegraron de verse de nuevo y se pidieron perdón. Fueron
enrollados con esteras. El primero que fue quemado en la hoguera fue
Carlos Lwanga que les repetía: "Amigos hasta la vista, nos
encontraremos en el cielo". Por ser el animador del grupo, Carlos fue
quemado a fuego lento. Después los otros fueron asados vivos. A
esta legión de mártires se completó cuando el 27
de enero de 1887 fue degollado san Juan María “Muzeo” por orden
del rey. Terminado el martirio, Uganda conoció un gran
florecimiento misional como no lo ha tenido ningún país
de África. Pío XI lo proclamó patrono de la
juventud africana en 1934 y Pío XII, protector de la
Acción Católica africana. Fueron canonizados por Pablo VI
el 8 de octubre de 1964.