SAN LORENZO DE
CANTERBURY
2 de febrero
619 d.C.
Fue uno de los
benedictinos enviados por san Gregorio Magno a convertir Inglaterra.
San Agustín de Canterbury lo envió a Roma para que
informase al Papa de sus progresos en la misión inglesa en el
reino de Kent y para que regresase con nuevos misioneros. En el verano
de 601, Lorenzo regresó a Inglaterra con san Melito, quien
sería el tercer arzobispo de Canterbury.
Fue consagrado obispo
de Canterbury en el 604. Agustín consagró a Lorenzo antes
de fallecer para asegurar la sucesión, por temor a que si no
había alguien que entrara en el cargo inmediatamente,
dañaría el proceso de cristianización en Gran
Bretaña. No obstante, Lorenzo nunca recibió palio de
Roma, es decir, nunca recibió su ratificación, por lo que
puede ser considerado un obispo no canónico para Roma.
En 610, recibió
correspondencia del Papa Bonifacio IV dirigida a él como
arzobispo y sucesor de Agustín. Estas cartas llegaron porque
Lorenzo envió a san Melito a Roma previamente en 610, para
recibir consejo del Papado sobre cuestiones al interior de la Iglesia
Inglesa. Mientras estuvo en Roma, Melito asistió a un
sínodo y trajo consigo los decretos allí aprobados para
entregárselos a Lorenzo.
Fue Lorenzo quien, en 613, consagró la abadía de San
Agustín que Agustín había construido en
Canterbury, con la advocación a San Pedro y San Pablo, pero que
luego fue nuevamente consagrada a San Agustín de Canterbury.
Lorenzo también escribió a los cristianos en las tierras
mantenidas por los escoceses y por los britanos para urgirlos a
mantener Pascua el día en que la Iglesia Católica la
celebraba, en lugar de su fecha tradicional, como parte de la
"controversia de Pascua". Beda ha conservado la carta en su "Historia".
En 609, Lorenzo
sostuvo que el obispo Dagan, un obispo celta, no comería con
Lorenzo ni compartiría un techo con el arzobispo debido a las
diferencias entre las dos iglesias. En otro momento, Lorenzo
escribió que "unos pocos celtas que viven donde el mundo termina
no pueden sostener que saben más que todas las iglesias de la
Cristiandad."
Tuvo que soportar
muchos sufrimientos debido a la reacción pagana del rey Eadbaldo
de Kent, que a pesar de tener relaciones con la esposa de su difunto
padre, tenía ataques de locura; la demonolatría
ganó terreno entre los sajones orientales. Los obispos Melito y
san Justo de Canterbury, llegaron a exiliarse a Francia, porque
pensaron que su misión no tenía nada que hacer en
aquellas tierras que les habia vuelto la espalda. Lorenzo pensó
en huir a Francia, pero en un sueño fue amonestado por san
Pedro, permaneció en su puesto y consiguió convertir al
rey, y de este modo la Iglesia de Inglaterra volvió a crecer
otra vez.
Todo intento para
extender la Iglesia más allá de los alrededores de Kent
encontró dificultades debido a la actitud del rey Raedwald,
quien se había convertido en el rey que gobernaba el sur tras la
muerte de san Etelberto. Raedwald se convirtió antes de la
muerte de san Etelberto, quizás, por recomendación de
Etelberto, pero su reino no se convirtió y él mismo
parece haber sido convertido solo lo suficiente para permitir un altar
cristiano en su templo pagano.
Tras su muerte, Lorenzo fue enterrado en la abadía de San Pedro,
más tarde renombrada como la de San Agustín. En 1091, sus
restos fueron llevados a la nueva iglesia de San Agustín. Fue
sucedido en el cargo por Melito, obispo de Londres.