SAN LIFARDO
640 d.C.
4 de febrero
Héroe de una leyenda
reportada al final de Acta, publicada por Bollandisti, Lifardo habría
sido un arzobispo de Canterbury y habría acompañado a Roma
en una peregrinación al rey de Wessex, Caedwalla. En el camino de
regreso fue asesinado en el bosque de Arrouaise, en la diócesis de
Cambrai, hacia el. 640. Primero enterrado en Trecan, su cuerpo fue llevado
a Honnecourt y de allí a St-Quentin, donde las reliquias terminaron
dispersándose cuando, en 1557, la ciudad fue conquistada por los españoles.
El culto a la difusión de Lifardo, a partir del siglo
X, por los benedictinos de Saint-Bertin, a quienes debemos la narración
de las vicisitudes del mártir. La historia, además, es muy
poco probable y parece que la contribución sustancial, si no exclusiva,
de las historias sobre el obispo Liudardo, capellán en Canterbury
de la reina Berta, y el rey Caedwalla parece ser reconocida.