SAN LEÓN DE
MANTENAY
25 de mayo
550 d.C.
Nació
en Mantenay, pueblecito de la diócesis de Troyes (Francia).
Ahí ingresó en un monasterio, fundado poco antes por el
obispo de Reims, san Román de Condat. Edificó a todos sus
hermanos, tanto como simple monje como al suceder a Román en el
cargo de abad del monasterio de Montenay-sur-Seine en 533. Una noche,
mientras dormía en el bautisterio de la iglesia, como
tenía por costumbre, se le aparecieron san Hilario de Poitiers,
san Martín de Tours y san Anastasio de Orléans, para
anunciarle que iba a morir tres días después.
San
León les rogó que le obtuviesen de Dios otros tres
días, para que una buena mujer pudiese terminar el hábito
mortuorio que le había prometido. Habiendo obtenido esa gracia,
el santo envió inmediatamente a un mensajero a traer el
hábito morturio. La dama en cuestión dijo que
todavía no lo había tejido, porque el abad gozaba de
perfecta salud, pero que lo terminaría en tres días. La
dama cumplió su palabra y envió el hábito en la
fecha prometida. El santo murió, exactamente, cuando se le
había predicho. Los sajones en el 959 destruyeron la
abadía de Mantenay.