SAN LEOBINO DE CHARTRES
14 de marzo
557 d.C.



   Nació en Poitiers, en el seno de una familia campesina. Era un simple pastor cuando aprendió a leer y a escribir con un alfabeto que un monje le grabó en un cinturón. Su sed de conocimientos, que aumentó con los años, lo llevó a un monasterio -probablemente Noailles-, donde lo emplearon en trabajos domésticos. Su trabajo le ocupaba todo el día, y se veía obligado a hacer la mayor parte de sus estudios durante la noche, ocultando la lámpara lo mejor que podía, pues los monjes se quejaban de que la luz perturbaba su sueño. Debido a su humildad y perseverancia, progresó en sus conocimientos religiosos hasta ocupar un sitio de honor en la casa. Sin embargo, por sugestión de san Carileffo, Leobino buscó al ermitaño san Avito de Orleans, quien le recomendó que continuara en el monasterio un poco más y que luego regresara con él, a Le Perché.

   Después de salvar algunos contratiempos, Leobino fijó su residencia en una abadía cercana a Lyon, durante cinco años. Estalló la guerra entre francos y borgoñones; el monasterio fue invadido y los monjes huyeron, quedándose tan sólo Leobino y un anciano. Los invasores interrogaron a éste último para descubrir el sitio donde ocultaban los tesoros. El anciano les dijo que su compañero Leobino lo sabía y en seguida se apoderaron del santo. Como no lograron obtener ninguna información, lo torturaron; pero como tampoco obtuvieron resultados positivos, lo dejaron en un río para que se ahogara. Sin embargo, Leobino se salvó y, con dos compañeros regresó a Le Perché, donde san Avito lo recibió en su monasterio y le confió las funciones de cillerero. Al morir éste, Leobino volvió a vivir como un ermitaño.

   El obispo Aetherios, de Chartres, lo nombró abad de Brou y lo consagró sacerdote. Parece haber encontrado sus responsabilidades demasiado pesadas y anhelaba dimitir de su cargo y convertirse en un simple monje en Lérins, pero san Cesareo de Arles, a quien su propio obispo había enviado para avisarle, le dijo que volviera a Brou y que no dejara a su gente como ovejas sin pastor. Obedeció, pero poco después de su regreso, lo nombraron sucesor de Aetherius en Chartres en el 544. Hizo varias reformas y continuó siendo muy famoso por sus milagros. Tomó parte en el quinto Concilio de Orleáns y en el segundo de París. Murió después de una enfermedad prolongada.

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(Parroquia San Martín de Porres)