De
origen germano, nació probablemente en Colonia. De noble familia
cristiana, ingresó en su adolescencia al ejército romano
en Tréveris. Se dice que en Italia abrazó la fe
cristiana. Perteneció a la legión XIII Fulminante,
compuesta casi toda por cristianos.
Maximiano
lo eligió para formar parte de la guardia imperial. Durante el
Imperio de Diocleciano, al publicarse el edicto de persecución,
bautizó a sus hermanos espirituales: santos Valentín,
Rutilo, Hilario, Florencio y Florentina.
Nuestro Santo predicó la fe en Cristo y por ello
fue detenido y
torturado y en Castrum Bassanelli, fue decapitado por no renunciar a la
fe católica y por no adorar a las divinidades del imperio. En
este lugar es venerado y tiene culto propio.