SAN KENELM
17 de julio
821 d.C.
Kenelmo tenía siete años murió su padre Kenulfo, y
el joven príncipe resultó así heredero de los
tronos de Mercia, Sussex, Wessex y de Anglia del Este; su hermana
Quendrida pagó a su tutor, Asceberto, para que lo matase en los
bosques de Clent, y así pudiese ella reclamar el trono.
Asceberto cumplió el encargo, pero cuando fue descubierto el
cuerpo sin vida del joven, y fue sepultado, numerosos prodigios
comenzaron a verificarse en su tumba.
En realidad esta
leyenda tiene algo de ficción, ya que si bien Kenelm
existió, no murió a los 7 años, sino hasta
más o menos los 20, y murió en una batalla entre el 812 y
el 821, antes que su padre, por lo que no pudo sucederle en el trono.
En el medioevo Kenelm
recibió culto en Inglaterra como santo y mártir, y hasta
hoy sus reliquias son veneradas en Glouchesteer y Winchcombe, donde
reposan. Se le nombra en los “Cuentos de Canterbury”.