SAN JUSTINO DE JACOBIS
31 de julio
1860 d.C.
Nació en San Fele (Potenza) y era hijo de una familia numerosa;
fue célebre por su ferviente piedad; ingresó en la
congregación de la Misión o de los padres paúles.
Fue ordenado sacerdote en Brindisi en 1824. Lo destinaron a las
misiones populares y en la epidemia de cólera de 1836 se
distinguió por su caridad y asidua asistencia a los contagiados,
sin miedo a las consecuencias.
En 1838 se
ofreció para las misiones. Junto con el padre Montuori
partió para Abisinia. Los orígenes de la misión
abisinia están unidos al padre Sapeto, C.M., y a los dos
seglares D’Abbadie, que se le unieron en El Cairo en 1837 para una
misión científica y les acompañaron. Puestos los
tres en contacto con los sacerdotes de San Gabriel, éstos
manifestaron deseos de una unión con Roma, y al saber la
Congregación de Propaganda Fide la puerta abierta a la Iglesia
de Abisinia fue cuando la Congregación de Propaganda Fide
eligió como prefecto apostólico para Abisinia a Justino
de Jacobis. Tenía jurisdicción sobre Etiopía y
países limítrofes.
En el 1838
marchó junto a otros compañeros al territorio de su
misión; allí adoptó el estilo de vida del
país y trabajó con gran celo a pesar de la
persecución, la prisión y las torturas; fundó
nuevas misiones, organizó el clero indígena convirtiendo
a 200.000 personas entre ellos a san Ghebra Miguel, que después
de un viaje juntos a Roma visitaron Tierra Santa, volviendo satisfechos
y ungidos a Etiopía. En el 1849 fue obligado a aceptar el
título de vicario apostólico y la ordenación
episcopal. Fue consagrado obispo por el famoso misionero capuchino
monseñor Massaia en 1849. Fue el gran apóstol de Abisinia
y el verdadero fundador de esta misión. Trabajó en
Tigré, Adua y Guala, fundó un seminario para el clero
nativo.
El abuna u obispo
abisinio de Salama se llenó de indignación por esta
consagración episcopal y logró que se le encarcelase
junto con algunos sacerdotes católicos. Se produjo entonces el
martirio del beato Ghebra Miguel. Pero el propio Salama rogó al
rey que se respetase la vida del abuna Jacob, seguro de la santidad de
su vida. Puesto en libertad, trabajó hasta su muerte por la fe
católica en el país y con los demás misioneros
paules estableció sólidamente el catolicismo en el
país. Tras 20 años de intenso trabajo murió en el
valle de Alighedé, siendo enterrado en Hebó. El 26
de octubre de 1975 fue solemnemente canonizado por SS Pablo VI.