SAN JULIÁN DE
BRIOUDE
304 d.C.
28 de agosto
Nació en Vienne, en el Delfinado y fue legionario de la Sexta
Legio Gallicorum. San Ferreol fue su tribuno, su superior mayor dentro
de la milicia romana. Pasado algún tiempo, Julián se
bautizó, dejó la milicia y se hizo anacoreta,
dedicándose desde entonces a la oración y la penitencia.
Cuando la persecución de Diocleciano llegó a
su punto más alto de virulencia, Julián al sentirse
perseguido huyó aterrorizado; no quería la muerte
(según otra leyenda, el cónsul residente en Vienne,
Crispino, inició la persecución, y fue su amigo san
Ferreol, quién aconsejó a Julián que buscase
refugio). Durante un tiempo se escondió en casa de una viuda. En
este lugar reflexionó sobre su fe y su coraje... se
sintió un cobarde incapaz de dar su vida por Cristo. Su
conversión fue radical, venció sus temores y se
entregó a las autoridades confesándose cristiano;
murió decapitado en Brioude. Su cabeza la arrojaron al
río Aller. Unos cristianos recuperaron sus restos y se los
llevaron a su antiguo tribuno Ferreol, el cual, viendo el coraje de su
antiguo subalterno, confesó también su condición
de cristiano. El martirio no se hizo esperar. Se dice que es el
único Julián que haya padecido martirio, así los
demás pueden ser una duplicación. Sus restos fueron
enterrados juntos. Su devoción se extendió por todo el
Camino de Santiago.