SAN JUAN NEPOMUCENO
NEUMANN
5 de enero
1860 d.C.
Nació en Prachatitz, Bohemia, en el seno de una familia artesana
de lengua alemana. Al terminar sus estudios de Filosofía
ingresó en el seminario de Budweis o Budejovice en 1831. La
lectura de los "Anales sobre los misioneros alemanes
en Estados Unidos" despertó
su decisión de ir a aquellas tierras. El último curso de
Teología lo hizo en la universidad de Praga, allí se
encontró con el regalismo del emperador Francisco I frente a la
ortodoxia romana. La crisis quedó reflejada en el "Diario" que escribió entre
1834-1838. El haberle diferido la ordenación su obispo alegando
que tenía exceso de clero, hizo que Juan partiese para
América, sin más ordenes que las menores y sin dinero
alguno en el bolsillo, fiado sólo en la divina Providencia, y la
ayuda del obispo coadjutor de Filadelfia.
En 1836 el celo
misionero le llevó a la diócesis de Nueva York, donde fue
ordenado sacerdote. Luego trabajó en la región de las
cataratas del Niágara entre Buffalo y Rochester, donde
ejerció una gran labor dedicado a su feligresía hasta
1840; durante este tiempo descubrió muy pronto que los
diferentes grupos lingüísticos necesitaban una escuela
unida a la Iglesia parroquial: era el lugar de encuentro, de cultura y
de evangelización. Construyó varias. El trabajo era
ilusionante, pero difícil por razón de las divisiones
étnicas y la lucha de las sectas, muy numerosas. Se
sintió solo para llevar a cabo aquel inmenso trabajo de
evangelización.
En 1840 pidió ardientemente ser admitido en la
Congregación del Santísimo Redentor. Tras cinco
días de viaje infernal llegó a la casa del noviciado de
Pittsburg, y tomó el hábito y en 1842 hizo su
profesión religiosa en Baltimore, era la primera
profesión religiosa de un redentorista en Estados Unidos. Hizo
su trabajo como misionero entre los emigrantes. En 1844 fue nombrado
superior de Pittsburg, y tuvo como novicio al beato Francisco Javier
Seelos. De 1847 a 1849 fue superior de todos los redentoristas de
Estados Unidos. Fueron años de entrega a las misiones, a las
catequesis en las escuelas parroquiales, que tanto amaba, y a inculcar
en sus hermanos la llamada radical a la santidad con el testimonio
personal.
En 1852, el beato Pío IX le nombró obispo de Filadelfia.
Eligió como lema de su pontificado: “Pasión de Cristo,
confórtame”. Juan se dedicó al ministerio de la palabra,
a la educación de la juventud, a la construcción de
iglesias, al decoro del culto divino y a la asistencia de los
huérfanos y necesitados. Realizó tres sínodos en
su diócesis; 1852, 1855 y 1858. Mantuvo una estrecha
relación ecuménica con los dirigentes evangelistas que
acercó la Iglesia romana a la sociedad norteamericana.
Asistió al concilio de Baltimore en 1852, que adoptó como
oficiales los catecismos que él había compuesto para los
alemanes. En 1854 asistió en Roma a la proclamación del
dogma de la Inmaculada Concepción. Fue proverbial su pobreza, de
tal manera que en su funeral fue vestido con un traje nuevo por primera
vez en muchos años. Murió de un infarto. Fundó las
Hermanas de la Tercera Orden de San Francisco de Filadelfia en 1856.
Murió en plena calle de Filadelfia. Escribió tres libros
de catecismo y cartas de valor histórico. Está enterrado
en la iglesia de San Pedro de Filadelfia, perteneciente a los
redentoristas. Fue canonizado por el Beato Pablo VI el 19 de junio
de 1977.
Página Principal
(Pbro. José Manuel Silva Moreno)