SAN JUAN EUDES
1680 d.C.
19 de agosto
Natural de Ri (Normandía), primogénito de
siete hermanos y según sus biógrafos, brusco, testarudo
sin el don de la simpatía, pero que cumplía con una gran
fuerza espiritual su deber. Sus padres habían hecho el voto de
consagrar a Dios al primer hijo que tuvieran. Después de
estudiar con los jesuitas de Cahors, sus padres, a pesar del voto, le
propusieron un matrimonio ventajoso, y él se negó optando
por el sacerdocio. En 1625 fue ordenado sacerdote del Oratorio de Pedro
De Bérulle en París. Cayó gravemente enfermo y fue
a reponerse al pueblo de Aubervilliers, pasando luego al oratorio de
París, donde ejerció un fecundo apostolado de la
predicación, catequesis, confesionario y dirección
pastoral.
Regresó a Caen, Normandía, solicitado por la
peste que la devastaba (1631), se prodigó generosamente,
logrando evitar la muerte por contagio cuando se encontraba en Cahors.
En este tiempo tuvo ocasión de pensar sobre el giro que
tenía que tomar su vida. Conoció a María des
Vallées, que será para él una valiosa ayuda (la
conoció cuando le pidieron su parecer sobre su supuesta
posesión diabólica, y Juan demostró todo lo
contrario, sino unos dones extraordinarios que la adornaban). Durante
15 años será una inspiradora feliz de todas las
iniciativas que salieron de su imaginación.
Luego reemprendió las misiones propiamente dichas
(de 1632 a 1675), hasta que en el 1639 fue nombrado superior del
Oratorio de Caén, continuando su obra en las misiones populares
y en las conferencias especiales dedicadas al clero tanto en
Normandía como en Bretaña.
Pero el Señor le empujaba a emprender la obra de
formación del clero en los seminarios, de la que no se ocupaba
explícitamente el Oratorio. Por ello, dejando este Instituto en
1643, fundó la Congregación de Jesús y
María (Eudistas); esto es, de sacerdotes seculares dedicados a
la predicación en la campiña y a la dirección de
los seminarios. Pese a las dificultades iniciales, fue apoyado por
Olier, por toda la compañía del Santísimo
Sacramento, dirigida por el padre De Condren, y por san Vicente de
Paúl. Fue acusado de llevarse del Oratorio dinero para su nueva
fundación y Juan pudo demostrar la falsedad de la calumnia.
Durante su existencia no logró la aprobación papal de la
nueva Congregación, posiblemente por su falta de prudencia y de
tacto, ya que fue un hombre que hacía las cosas
rápidamente, sin planificación, quiso abarcar más
de lo que podía.
En 1636 hizo este voto al Señor: "Me ofrezco y me
entrego, me consagro y dedico a Vos, oh Jesús mi Señor,
como hostia y víctima para sufrir en mi cuerpo y en mi alma,
según vuestro agrado y mediante vuestra santa gracia, toda clase
de penas y tormentos, incluso el derramamiento de mi sangre y
sacrificio de mi vida con cualquier género de muerte. Y esto
sólo para vuestra gloria y por vuestro puro amor".
Además fundó en 1644, la obra de Nuestra
Señora de la Caridad o del Refugio, que se transformará
en el Instituto del Buen Pastor de Angers, para la recuperación
de las muchachas extraviadas; la fundó junto con Magdalena Lamy;
de esta congregación saldría con el tiempo, la
Congregación del Buen Pastor fundada por santa María de
Santa Eufrasia Pelletier. Luego desarrolló desde 1641, el culto
de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, con la
fundación de la Orden Tercera del Admirable Corazón de
María. Escribió: “El Reino de Cristo”. “El Corazón
admirable de la Madre de Dios”. Fue muy perseguido por los jansenistas.
"La ciencia de la devoción consiste en no tener apego exclusivo
a ninguna práctica o ejercicio particular de piedad".
Tras 48 años de misiones para la
recristianización de la campiña, murió a los 79
años en Caén, después de renunciar al cargo de
superior general de su Congregación y de superar tormentosas
tribulaciones en los últimos años. Las regiones
evangelizadas por él en el siglo XVII aún siguen
ostentando la huella de la fe, a diferencia de las otras hoy
descristianizadas de Francia. Consiguió que se declarara fiesta
litúrgica la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús
(1670) y al Corazón de María. Fue canonizado en 1925 por
SS Pío XI y su fiesta fue incluida en el calendario de la
Iglesia de occidente en 1928.